Hallan a un muerto en pueblo de Acapulco
CHILPANCINGO, Gro., 26 de febrero de 2014.- A cinco meses del secuestro de su hijo, don Martín decidió luchar por su libertad y unirse al movimiento de autodefensa de Teloloapan.
Cubrió su rostro de 65 años con un pasamontañas, cargó con un machete oxidado y durante seis días cerró la carretera federal Iguala-Pungarabato.
Regresaría a casa con su hijo o perdería la vida luchando contra los delincuentes que se lo llevaron.
Don Martín fue una de las muchas víctimas de la delincuencia organizada que se sumaron a la autodefensa, que inició el ex presidente municipal de Teloloapan, Pedro Pablo Urióstegui Salgado.
El ex alcalde no gozaba de buena reputación, su tendencia radical lo llevó al penal de máxima seguridad y actualmente recaen sobre él órdenes de aprehensión por delitos del fuero federal.
Sin embargo, fue el único que inició un movimiento ciudadano contra los embates del crimen organizado.
“Lo seguí porque nadie más levantó la voz contra estos delincuentes, los actuales gobernantes solamente hacían que no pasaba nada y nuestros hijos seguían cayendo. Alguien debía llamar al pueblo a rebelarse contra estos malvivientes y cuando vimos la ocasión nos sumamos de inmediato”, expresó don Martín.
Bajo el ardiente sol, cubre su piel con una playera color crema con las siglas del Movimiento Apaxtlense Adrián Castrejón (MAAC), grupo de autodefensa que en diciembre pasado expulsó una célula de la Familia Michoacana en la cabecera municipal de Apaxtla.
Ese mismo grupo delictivo secuestró a su hijo hace casi medio año.
El hombre de edad avanzada admite que, en realidad, no se llama Martín y también se niega a informar el nombre de su hijo.
Teme que, al revelar su identidad, pueda sufrir represalias.
“Hace ocho días había 30 secuestrados y entre esos está mi hijo. Ya tiene cinco meses que se lo llevaron y por muchos que han regresado, sé que está vivo”, expresa mientras observa el filo del machete que sostiene entre sus manos curtidas.
Se acercó a jóvenes secuestrados que tiempo después regresaron al pueblo tras el pago del debido rescate.
Los jóvenes le aseguraron que su hijo vive, pero que es víctima de maltratos y abusos.
“Está débil porque casi no me le dan de comer, pero está vivo”.
En los momentos del desalojo realizado la mañana del lunes, don Martín cuestionó a las fuerzas federales sobre la falta de acción para regresar la seguridad y tranquilidad a las familias de la zona.
En diciembre pasado, los vecinos de Teloloapan y pueblos cercanos realizaron un conteo de por lo menos 60 personas secuestradas.
Muchos familiares acudieron al campamento que los militares mantienen en la cabecera municipal e incluso se ofrecieron a llevarlos hasta las casas de seguridad en que los delincuentes mantienen a los secuestrados.
La petición de apoyo no tuvo éxito y el Ejército no realizó ninguna acción.
Por eso el señor Martín pidió a los pueblos afectados que integren grupos de policías comunitarios para reinstalar la tranquilidad.
Don Martín formó parte del grupo de autodefensa que surgió el miércoles 19 de febrero en Teloloapan y que el Ejército y las corporaciones policiacas desmantelaron seis días después.
Por prudencia, los dirigentes del movimiento aceptaron retirarse pacíficamente.
Para el anciano del pasamontañas, la lucha no tuvo éxito.
“¿Y nuestros hijos secuestrados?”, reprochó antes de treparse a la camioneta que lo sacó de la cabecera municipal.