¡Aumentan tarifas en la Autopista del Sol! Anuncia Capufe nuevos costos
CHILPANCINGO, Gro., 15 de abril de 2014.- Todas las noches un grupo de mujeres de la colonia Viguri toman sus escobas y salen a la calle, pero no a barrer, sino a combatir a la delincuencia.
En el último mes se registraron 8 asaltos y un intento de violación multitudinaria contra una jovencita, que escapó de sus captores antes de que fuera demasiado tarde.
Su novio se enfrentó a golpes con los delincuentes para evitar la violaciòn, pero éstos lo superaban en número, por lo que resultó con un brazo roto y varias lesiones en el rostro.
“Nuestro papel es el de proteger a las muchachas, porque pudieran ser nuestras hijas, pudieran ser nuestras nietas… tenemos miedo, pero estamos aquí para servir”, expresó una de las mujeres que encabezan los recorridos nocturnos.
Viste de sandalias, falda blanca con delgadas líneas negras, blusa amarilla de tirante ancho y sostiene el mango de la escoba con su mano derecha.
Desde el 5 de abril la escoba dejó de ser un utensilio de limpieza y se convirtió en un arma para luchar contra los delincuentes.
Su edad ronda los 50 años, pero se mueve ágil entre los callejones oscuros, siempre con su arma levantada, para defenderse a palos en caso de toparse de frente con los criminales.
No va sola, la acompaña una decena de mujeres de edad adulta, que también tomaron sus escobas para “barrer la delincuencia de las calles”.
El grupo de mujeres tiene identificadas las zonas de riesgo, en todas ellas ya ocurrieron incidentes con anterioridad.
Con el mango de la escoba, la mujer que encabeza el grupo señala el tramo de calle que atraviesa sobre una barranca.
“Ahí le quitaron su bolso en la mañana a Karina, también se han suscitado más asaltos aquí”, indicó.
Sobre la misma calle obscura, señala una esquina: “Allí unos hombres que llegaron en una camioneta negra trataron de llevarse a una niña de 14 años, se la arrebataron a su mamá, venían saliendo de la secundaria y la quisieron subir a la fuerza, pero los chavos del gimnasio la alcanzaron a rescatar, eso fue apenas la semana pasada”.
En la misma cuadra, sobre la misma calle sin iluminación, surge otra historia: “Esa casa está abandonada, ahí enfrente donde está el carro, se llevaron al señor y a su niño, de ellos ya no se supo nada”, relata mientras apunta a una vivienda en penumbras con el mango de su escoba.
Las mujeres que forman parte de la autodefensa en la colonia Viguri admiten que tienen miedo, pero no a las represalias de los grupos delictivos, sino a los crímenes que aún se cometen.
“Sí hay temor, claro que hay temor porque pudiéramos ser nosotras, ese intento de llevarse a la niña de secundaria pudiera ser para tráfico de órganos y pudiera ocurrirle a cualquiera”, expresó una de las mujeres vigilantes.
Escoba en mano, noche tras noche recorren las calles y callejones de la colonia Viguri, explican a los vecinos la razón de ser de la vigilancia nocturna e invitan a más habitantes a unirse al movimiento.
“Ya no tenemos miedo, el valor nos lo da la seguridad que tratamos de brindar a la ciudadanía”, afirmó la mujer que con media década de vida, no se cansa de recorrer las calles con su escoba para defender a las jovencitas.