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CHILPANCINGO, Gro., 28 de abril de 2014. A tres meses de su llegada a los pueblos del Valle del Ocotito, la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) enfrenta una crisis interna que ya dividió en dos grupos a los habitantes.
Este lunes aparecieron dos mantas colgadas en el poblado de Ocotito, en contra del dirigente de la UPOEG, Bruno Plácido Valerio y del promotor Gonzalo Torres.
Una de las mantas decía de manera textual: “Bruno te burlaste del Valle, eres uno más del gobierno, traidor”.
En la otra se leía: “Coordinador Esteban, comandantes y policías, ya váyanse de los pueblos del Valle, ya dañaron la imagen de la UPOEG, váyanse no los queremos, vividores sin vergüenza”.
Un día antes circuló un escrito titulado UPOEG ayer y hoy, en el que se cuestionaba la calidad moral de Plácido Valerio para dirigir la organización social.
El escrito iniciaba con un reconocimiento a la labor realizada por la Policía Ciudadana de la UPOEG, que desdeñes mes de enero incursionó en los pueblos del Valle, municipio de Chilpancingo.
“La Policía Ciudadana de la UPOEG incursionó para prestar auxilio por la oleada de crímenes y extorsiones de las que era objeto la ciudadanía, donde los secuestros, las violaciones, el cobro de piso, trafico de drogas y asesinatos eran circunstancias de cada día; todo esto con pleno conocimiento de las autoridades municipales, estatales y federales, sin que estas hicieran nada”, indicaba el escrito.
Agregaba: “Sabemos que incluso un comandante de la policía municipal de nombre Vidal, estaba coludido con los sicarios y era uno de los que detenía y entregaba a las persona a los criminales como víctimas de secuestro y que este sujeto perpetró algunos asesinatos en el Valle”.
En el documento también se acusaba al comisario de Ocotito, Luis Calleja, de ser el único en firmar un documento que el alcalde Mario Moreno entregó a todos los comisarios del Valle.
En dicho documento se estipulaba que en los ocho poblados del Valle “no pasaba nada”.
“El comisario de la comunidad de El ocotito, Luis Calleja Morales, le firmó el documento, traicionando la confianza que le fue otorgada por sus conciudadanos. Así el presidente municipal pretendía echar por tierra el establecimiento de la policía ciudadana de la UPOEG en el municipio y con dicho documento justificarse para solicitar la intervención de las policías estatales, federales, la Marina y el Ejército en el Valle, protegiendo sus intereses políticos y económicos de su grupo, así como los intereses de los criminales que patrocinaron parte de su campaña política”, se acusaba en el escrito.
Se indica que la firma de este documento le valió a Luis Calleja el desconocimiento como comisario en el 85 por ciento de las asambleas de Ocotito.
“Mientras esto sucedía con el pueblo y mientras la gente se organizaba para limpiar su espacio, defenderse y mantener la seguridad, Luis Calleja se reunía con Bruno Placido Valerio para embriagarse y protagonizar sendas borracheras en el Hotel De Ella (…) y en la marisquería del señor Miguel González”, mencionaba el texto.
En el escrito también se criticaba que el dirigente de la UPOEG “se emborrachara” con el comisario de Ocotito, mientras la gente de los pueblos del Valle “se desvelaba, pasaba frío y arriesgaba su vida en los operativos”.
El oficio denunciaba la entrega de recursos de Luis Calleja a Plácido Valerio.
También le cuestionaron la supuesta entrega de recursos por parte de los gobiernos municipal y estatal a la UPOEG: “¿Qué parte de estos recursos disfrazados de que van para la UPOEG los manejará Bruno Placido para su uso personal?”
Además del uso de los recursos, en el escrito que circuló en redes sociales y de manera impresa se criticó el trabajo del promotor de la UPOEG, Gonzalo Torres.
“De Ayutla lo corrieron, por querer ser el administrador y poseedor de los recursos y la manipulación de detenidos. En Xaltianguis lo corrieron por encubrir y participar en la tortura de los detenidos y querer manejar los dineros del pueblo (…) En Tierra Colorada lo corrieron por tratar de controlar las decisiones del pueblo, querer manejar los dineros de la comandancia y los recursos que aporta el Ayuntamiento para el SSYJC y por tratar de apropiarse de un lote de joyas”, pormenoriza a el escrito.
Otro cuestionamiento contra Plácido Valerio fue la falta de un informe en el que se detallarán los bienes y artículos decomisados a la delincuencia.
Los autores del documento exigieron que el coordinador de seguridad, Esteban Ramos, entregue un informe a los pueblos: “Sabemos que son muchos vehículos, mas de doscientas cabezas de ganado vacuno, varios caballos pura sangre, puercos, cabras, borregos, mas de ciento cincuenta gallos de peles, gallinas finas, perros de raza, avestruces, joyas, drogas, celulares, dinero en efectivo, muebles, linea blanca y electrodomésticos, ropa y mucho armamento”.
También se dirigieron a las autoridades eclesiásticas que apoyan al proyecto de la UPOEG, ya que acusaron a los policías ciudadanos y coordinadores de cometer injusticias, abusos, saqueos y robos, además de liberar a “sujetos de alta peligrosidad señalados como, secuestradores, violadores, extorsionadores y asesinos”, sin consultar a las autoridades comunitarias, pero obteniendo “jugosas ganancias”.
En el documento se comparó al dirigente de la UPOEG, Bruno Plácido Valerio, con el líder de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), Eliseo Villar Castillo.
Exhortaron a Plácido Valerio a valorar las enseñanzas de la lucha social comunitaria, “las cuales deben ser más grandes que tus vicios y las tentaciones de poder”, expresaba el texto.
Exigieron que el movimiento no se entregue a “intereses perversos” y finalmente se le cuestionó al líder social: “¿Cuánto vale tu dignidad?, ¿ya te vendiste?”
Entrevistado en Ocotito, el promotor de la UPOEG, Cresenciano Ramírez López confió en que Plácido Valerio “dará la cara” ante los señalamientos, aunque reconoció que existen errores y excesos por parte de varios dirigentes del movimiento. Sin embargo, no acusó a Bruno Plácido sino a sus operadores cercanos.
La división
El domingo 27 de abril, entre la 1:30 y las 2:00 de la madrugada, el grupo comandado por Octavio Maganda Gallardo, ingresó a la comisaría de Mohoneras y se llevó a por lo menos una veintena de detenidos por la Policía Ciudadana de la UPOEG.
Este grupo instaló una nueva base de operaciones, ahora en la comunidad de Buena Vista.
El dirigente de la UPOEG explicó que tomaron la determinación de cambiar de lugar la comandancia porque las personas encargadas de vigilar a los detenidos liberaron a cuatro, sobre los que pesaba la acusación de homicidio.
Entre las personas liberadas figura la comisaria de Cajeles y tres hombres, a quienes se les acusó de asesinar a un transportista afín a la UPOEG hace un mes.
Plácido Valerio aseguró que el conflicto interno y la división de la UPOEG en los pueblos del Valle “ya se veía venir”.
Dijo que esto es ocasionado por grupos políticos que tratan de optar al interior de la organización, así como el interés de cinco grupos delictivos por recuperar la plaza, ya que fueron expulsados desde enero con el ingreso de la Policía Ciudadana.
Actualmente la UPOEG opera con dos bases, una en Mohoneras y otra en el poblado de Buena Vista.
Los cientos de policías ciudadanos que llegaron en enero para iniciar el movimiento de autodefensa en el Valle, ya egresaron a sus comunidades en Costa Chica.
Plácido Valerio explicó que esta medida tiene el objetivo de que la gente del Valle sea la que tome el control de su propia seguridad, pero ya con el conocimiento y bases organizativas de la UPOEG.
Por su parte el comisario de Mohoneras dijo que no existe miedo del reingreso de los delincuentes, ante la salida de los refuerzos comunitarios de la Costa Chica.
“Antes teníamos el temor de sacar un arma para defendernos, ahora como pueblos organizados hay muchísima gente en las comunidades dispuesta a dar la vida por la seguridad suya y de su familia”, explicó.