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CHILPANCINGO, Gro., 5 de mayo de 2014.- La Sociedad de Alumnos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, se deslindó de los hechos violentos ocurridos en el desfile del 1 de mayo en Acapulco y acusó a un grupo de infiltrados, de cometer los actos vandálicos para “satanizar y desvirtuar” a la institución.
“Sí participamos en la marcha y en el mitin, pero nos deslindamos total y absolutamente de los problemas que surgieron al llegar al presídium en el desfile obrero”, expresó en conferencia de prensa Alonso Márquez Nájera, secretario general de la Sociedad de Alumnos.
El dirigente estudiantil negó que fueran los normalistas de la institución quienes agredieron en el presidium al ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, presunto responsable de la masacre de 21 campesinos en el vado de Aguas Blancas, el 28 de junio de 1995 y al titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), Alberto López Rosas, quién se desempeñaba como procurador de Justicia cuando ocurrió el desalojo a la Autopista del Sol, el 12 de diciembre de 2011, que dejó dos estudiantes asesinados a manos de los policías.
En el desfile, presuntos normalistas de Ayotzinapa aventaron contra López Rosas y Figueroa Alcocer las macetas y plantas que adornaban el presídium, lo que obligó a los funcionarios y al ex gobernador a huir del lugar.
Márquez Nájera reconoció que previo al paso del contingente sí utilizaron el pódium para recriminar la impunidad que impera en el asesinato de sus compañeros.
Pero deslindó a la institución del ataque físico contra los funcionarios del presídium y los destrozos ocurridos.
“Sigue la criminalización de la protesta social y más cuando participamos nosotros como Ayotzinapa, ya es costumbre que siempre se nos responsabiliza de todo. No es justo que cuando hay ese tipo de protestas y se salen de control siempre es responsabilidad de la Normal, por eso nos deslindamos de cualquier acusación y satanización que se nos hace”, reprochó.
El dirigente estudiantil indicó que, desde el principio de la marcha con motivo del Día del Trabajo, se percataron de la presencia de infiltrados.
Relató: “Nosotros por seguridad siempre tratamos de cerrar filas en nuestro contingente, pero cuando la marcha estaba por culminar llegó un grupo, aparentemente del SUTERM (Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana), eran unos acarreados por el mismo gobierno que buscaban la forma de meterse en la marcha”.
A diferencia de los estudiantes de Ayotzinapa que nunca cubrieron su rostro, varios de los infiltrados portaban pasamontañas o prendas improvisadas para ocultar su identidad.
“De inmediato cuando se empezó a presentar esta problemática debido a la confusión, lo que hicimos fue cerrar las filas y empezar a jalar a nuestra gente, fue un jaloneo tremendo, nosotros íbamos con el rostro descubierto porque no tenemos nada que ocultar”, explicó Márquez Nájera.
Lamentó que la “campaña de satanización” emprendida contra Ayotzinapa provoca la pérdida de confianza en la institución por parte de la sociedad civil y afecta el prestigio de la Escuela Normal Rural.
El secretario general de la Sociedad de Alumnos remarcó que se trata de una escuela formadora de docentes, no de vándalos cómo se maneja en algunos medios de comunicación.