Emilia Pérez: la película incriticable
Luis Videgaray está en problemas. No es que su jefe le haya perdido la confianza. Aunque detractores no le faltan, tampoco ha mermado su autoridad frente a colaboradores y demás integrantes del gabinete económico. Hasta ahora nadie ha reclamado su cabeza como responsable de las finanzas públicas del país. Una mayoría coincide en que el funcionario está haciendo lo que puede.
Pero…
El problema de la Secretario de Hacienda es de credibilidad. Quienes saben de comunicación entienden la importancia de lo verosímil. Poco importa si un mensaje esta sustentado en datos duros si pocos comprenden las razones para ajustar a la baja las expectativas de crecimiento. En nada ayudan funcionarios tecnócratas quienes enviados a justificar las acciones oficiales terminan por confundirlo todo y a todos, como es el caso del subsecretario Fernando Aportela Rodríguez.
Nadie en su sano juicio esperaba cifras positivas. El morbo previo generado por el anuncio de un recorte radicaba en la imposibilidad de alcanzar el 3.9 por ciento anual planteado por Videgaray al iniciar el año. No había dudas sobre la acción, la pregunta era hasta donde llegaría la tijera… y en esta ocasión las circunstancias económicas obligaron a llegar a donde nunca antes. El del viernes fue el mayor ajuste de la historia a los pronósticos oficiales. La evidencia en números obligó a restar 1.2 por ciento a la esperanza nacional para ubicarla en 2.7; equivale a dejar de sumar 200 mil millones al crecimiento económico del país… ¿y dejar sin efectos la tan criticada reforma fiscal?
La realidad de las malas cifras no sorprende, sin embrago inquieta el optimismo exacerbado en el discurso del señor Secretario de Hacienda.
En sus primeras declaraciones dijo que México va por el camino correcto y que en adelante las perspectivas de la economía mexicana son mejores, aunque reconoció que todo pronóstico implica un riesgo.
Para Luis Videgaray, el Gobierno Federal ha avanzado para resolver los problemas de los últimos 20 años, con un tímido crecimiento a niveles de 2.0 por ciento, por lo cual se han hecho cambios de fondo en la economía: “para eso son las reformas que nos van a dar crecimiento en los próximos 15, 20, 30 años; la buena noticia es que México se está atreviendo a cambiar; los mexicanos estamos construyendo una realidad que nos llena de ánimo y es alentadora, a pesar de que hoy en día no estamos en donde quisiéramos estar; las perspectivas de la economía para el resto del año son mejores… y sobre todo para los próximos años porque la economía se está reactivando; creceremos a tasas cercanas al 5 por ciento al final del sexenio“, –explicó en entrevista radiofónica.
Comparados con el exterior puede que hayamos crecido, pero si nos miramos al espejo, la verdad es que estamos paralizados… no nos movemos. El crecimiento del PIB en marzo fue negativo y la tasa trimestral anualizada apenas alcanzó el 1.8 por ciento. Podemos ir por el camino correcto, pero no a la velocidad adecuada… y el asunto de las reformas sigue siendo una promesa hasta en tanto se materialicen.
Nuestro país podrá marchar mejor que Estados Unidos, Latinoamérica y gran parte de Europa, pero eso poco importa al ama de casa al momento de estirar el gasto. La comparación no aplica cuando el estudiante debe plantearse dejar sus estudios por falta de dinero o cuando el egresado de la universidad no consigue trabajo, o quien lo tiene padece incertidumbre. En estos y otros casos, el mal de muchos no es consuelo de todos…
El Secretario de Hacienda no puede pecar de pesimista… pero a los mexicanos de a pié el optimismo oficial resulta algo difícil de comprar.
@JoseCardenas1| [email protected]| josecardenas.com.mx