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CHILPANCINGO, Gro., 23 de agosto de 2014.- La Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) no ha sufrido extorsiones por parte de la delincuencia organizada y ejecuta sus programas y proyectos con normalidad en Guerrero, informó el delegado Julio Cesar Licona Omaña.
En entrevista, indicó que la CDI no es víctima de las extorsiones y embates del crimen organizado, lo que sí ha ocurrido con otras dependencias como la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).
Expresó: “La CDI no ha detenido sus trabajos, afortunadamente no hemos detenido ningún programa, ningún proyecto productivo, ningún proyecto de capacitación por la situación de la violencia. Nosotros seguimos trabajando focalizadamente con los pueblos indígenas”.
Licona Omaña informó que, hasta el momento, no ha recibido ninguna denuncia por parte de las empresas que ejecutan los programas de la CDI.
Recordó que el gobernador Ángel Aguirre Rivero les pidió a los constructores que denuncien cualquier extorsión o embate del crimen organizado.
“Hasta ahorita la CDI no ha tenido ningún reporte de este tipo con las empresas con las que trabajamos. La CDI sigue trabajando y caminando a pesar de este tipo de situaciones”, sostuvo el funcionario.
También se le cuestionó sobre los levantamientos armados de la población indígena en diferentes municipios para defenderse de la delincuencia.
Licona Omaña precisó que no solo los municipios indígenas son víctimas de los grupos criminales, sino que se trata de un problema generalizado en Guerrero.
En cambio, dijo, en los pueblos indígenas los habitantes se levantan para defenderse porque tienen un esquema organizativo.
Sin embargo, consideró que la creación de grupos de autodefensa no es la solución para combatir al crimen organizado.
Argumentó que es obligación de los tres niveles de gobierno el garantizar la seguridad de la población.
“La estrategia debe de ser transversal, debe de existir un control de la autoridad correspondiente para que los actos delictivos disminuyan”, dijo.
El delegado de la CDI en Guerrero lamentó que la presencia de grupos criminales en municipios indígenas, afecten la economía, desarrollo social y calidad de vida de la población.
Tal es el caso de Chilapa de Álvarez, municipio en el que predomina la etnia nahua, cuya población se dedica principalmente a las actividades agrícolas y la venta de artesanías.
Reconoció que la rivalidad entre dos grupos delictivos ha mermado la economía de los pobladores, cuyo tianguis artesanal representa su principal fuente de ingresos.
“Eso no pasa solamente en Chilapa, no nada más ocurre en Guerrero, pasa en muchos estados. Lo primero es recuperar la seguridad y a partir de ahí la vida vuelve a tomar su cauce, el comercio se restablece. Yo creo que el estado está en ese proceso”, expresó el funcionario.