Abren convocatoria del programa Movilidad Estudiantil 2024 en Guerrero
CHILAPA, Gro., 14 de mayo de 2015.- El celular repicó. Viejo, casi obsoleto, mostró un número desconocido en la pantalla. El comisariado ejidal de Xiloxuchican, José Apolonio Villanueva Jiménez, dudó por unos segundos antes de contestar.
“¿Quieren diálogo tranquilo o quieren balazos?”, dijo la voz al otro lado de la línea. “¿Quién eres?”, preguntó el comisario. “Soy el mero jefe de Chilapa”, le respondió el hombre.
Del otro lado de la línea, con lada de Chilapa, hablaba Zenén Nava Sánchez alias El Chaparro, líder de Los Rojos –grupo delictivo que mantiene el control de la plaza en dicho municipio-.
Eran las 3 de la tarde del martes 12 de mayo cuando el jefe de plaza le pidió una tregua a los comunitarios.
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“Chilapa es zona de guerra”, advirtió una mujer mientras atravesaba el bulevar Eucaria Apreza, frente al mercado de Chilapa. “Da miedo salir a la calle”, platicó escuetamente mientras aceleraba el paso.
Chilapa es el bastión del grupo delictivo Los Rojos, un remanente del cártel Beltrán Leyva que es liderado por Zenén Nava Sánchez, El Chaparro.
El municipio colinda con Quechultenango, donde el cártel de Los Ardillos ejerce su poderío.
Las zonas de colindancia han sido escenario de balaceras, levantones, ejecuciones, cuerpos decapitados y desmembrados, vehículos incinerados, cartulinas y lonas en las que ambas agrupaciones se dejan mensajes a manera de telegrama.
La Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero y hasta el Instituto Nacional Electoral (INE) marcaron a Chilapa como un foco rojo en materia de seguridad.
El alcalde priísta Francisco Javier García González se cansó de pedir apoyo al estado y la federación. Optó por irse y atender los problemas del municipio a través de su celular, desde la seguridad de la Ciudad de México, donde no hay Rojos ni Ardillos.
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La tarde del sábado 9 de mayo, 300 hombres de 15 comunidades rurales de Chilapa ingresaron armados y encapuchados a la cabecera municipal. Se identificaron como policía comunitaria.
Su consigna fue clara: Detener a Zenén Nava Sánchez, a quien señalaron como el responsable de al menos 30 desapariciones, varios asesinatos, balaceras y una escalada de violencia e inseguridad que inició desde el año pasado.
Esa noche detuvieron a 11 presuntos halcones de Los Rojos, los interrogaron y después los entregaron a sus familiares. Tomaron la comandancia de la Policía Preventiva Municipal, sacaron las armas y “tomaron en préstamo” la única patrulla de la corporación para realizar patrullajes.
Pero la policía comunitaria no convenció a los habitantes de la cabecera municipal de Chilapa.
“Son Ardillos”, aseguraron algunos pobladores e incluso algunos funcionarios de seguridad pública.
Y es que sus poblados de origen: Acalco, Juxtlahuaca, Ayahualulco, Vista Hermosa, Cuauhtenango, Tlamixtlahuacan, Cuauhtzingo, Matlala, San Pedro, Jaguey, Xiloxuchican, Zacazonapa, Colotepec, San Ángel y Atenxoxolo, son zonas en las que opera el cártel de Los Ardillos.
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La autodefensa se mantuvo en la cabecera municipal. Convirtieron el monumento a Eucaria Apreza en su base de operaciones, habilitaron camionetas de redilas y urvans de transporte público como patrullas, realizaron operativos y más detenciones e interrogatorios.
El lunes 11 de mayo, al menos 500 habitantes de la cabecera municipal salieron a la calle y se manifestaron contra la autodefensa. Ambos grupos se encontraron cara a cara sobre el boulevard. Los comunitarios apuntaron contra los ciudadanos desarmados. El encuentro no pasó a mayores.
La tensión se mantuvo. “Los supuestos ciudadanos que se manifiestan en realidad son de Los Rojos, quieren sacar a Los Ardillos”, advirtió un habitante.
Este miércoles 13 de mayo, los ciudadanos bloquearon las entradas a Chilapa, como una medida de presión para exigir la salida de los comunitarios. Hubo connatos de violencia y ni la Gendarmería, ni el Ejército, ni las policías Federal ni estatal trataron de evitarlo.
Los comunitarios mantuvieron su advertencia: “No nos vamos a ir hasta que detengamos al Chaparro”.
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A las 3 de la tarde del martes 12 de mayo sonó el teléfono. El comisariado ejidal de Xiloxuchican, José Apolonio Villanueva Jiménez, contestó la llamada.
“¿Quieren diálogo tranquilo o quieren balazos?”, preguntó al otro lado de la línea Zenén Nava Sánchez, El Chaparro.
“Queremos diálogo”, respondió el comisario, quien también encabeza al grupo de autodefensa de Chilapa –policía comunitaria, como ellos se hacen llamar-.
La propuesta del comisario fue firme: El Chaparro tendría que presentarse en el monumento a Eucaria Apreza. Los comunitarios no lo recibirían a balazos. El diálogo sería tranquilo.
“Él nos dijo que quería llegar a un acuerdo con nosotros, pero no se presentó, no quiso venir a nuestra base”, comentó después el comisario durante una entrevista.
El Chaparro siguió llamando a su celular. La respuesta del comisario fue la misma. Este miércoles 13 de mayo llamó otras dos veces.
“Yo le dije que si quería un arreglo tenía que venir aquí a donde estamos. Él me dijo que sí, pero que llegaría con gente armada y con carros polarizados. Yo le dije que no, que la invitación era al diálogo pacífico, no a la violencia. Así le propuse, pero no ha llegado”, lamentó el comisario y líder de la autodefensa, quien hasta ayer por la tarde esperaba la llegada del jefe del cártel de Los Rojos.
Ante la posibilidad de que los sicarios de Los Rojos arremetieran a balazos contra los comunitarios que se mantienen en guardia, el comisario optó por alertar al Ejército y a los cuerpos policiacos.
“Ya alerté al gobierno, le avisé a los gendarmes, a los verdes (militares), a los federales y a los estatales. Los puse en alerta por la llamada de El Chaparro”, indicó José Apolonio Villanueva.
El líder de la autodefensa de Chilapa asegura que no quieren enfrentarse a Los Rojos. “Con nosotros hay niñas, hay mujeres sin armas, hay ancianos. Queremos diálogo pacífico, pero El Chaparro no se ha prestado”, advirtió.
Mientras, el terror impera en la cabecera municipal de dicho municipio. Los negocios cerraron, algunas cortinas y paredes muestran los impactos de bala de los enfrentamientos ocurridos en diferentes momentos del año pasado y el actual.
No hay gente en la calle, nadie camina en el zócalo. El Palacio Municipal está vacío, no hay vehículos circulando en la vía pública.
La tarde de este miércoles 13 de mayo volvió a repicar el celular del comisario. Era El Chaparro, nuevamente pidió tregua. Las condiciones para el diálogo con los comunitarios aún no se acuerdan.