Hoja verde
El Senado, púlpito de la iglesia
Sabedores de que no les queda más salvación de su alma que la compra de estampitas, senadores del PRI, PAN, PRD y Morena han decidido convertir la tribuna de la cámara alta en un púlpito religioso. Así, una de las instituciones simbólicas del Estado laico servirá de nueva cuenta, luego de que Benito Juárez estableció el poder civil, para un Te Deum (a ti Dios).
La separación política, institucional y política del Estado y la iglesia católica no fue fácil porque México fue fundado por los enviados del papa Alejandro VI para evangelizar a los indígenas por las buenas o por las malas, pero al final de cuentas para imponerles la religión católica sobre las creencias de las religiones indígenas politeístas.
Pero hubo de poner orden porque la iglesia católica, hasta Maximiliano, se creía el poder superior en México. La decisión de Juárez fue de Estado, política, de poder terrenal. Al tomar posesión de la gubernatura de Oaxaca por primera vez, Juárez se molestó porque el obispo se negó a ofrecer la misa de Te Deum que por ley debía de formalizar la asunción del poder; aplicando mandatos legales, Juárez mandó arrestar al obispo no por el desdén religioso sino por haber violado la constitución. Ya en la presidencia, Juárez separó a la iglesia del Estado y estableció los espacios institucionales laicos –no antirreligiosos– del poder civil.
Los políticos han jugado en la frontera de la fe y el poder. En privado son creyentes y en público declaran su posicionamiento laico; sin embargo, al final la religión católica del Estado Vaticano ha ido imponiéndose sobre el poder civil. En la primera visita del Papa Juan Pablo II fueron largas las colas de los políticos postrándose en público ante el poder terrenal eclesiástico.
En 1980, ya vencido el Estado laico, el PRI en la Cámara de Diputados quiso abrirle la tribuna a enviados de la iglesia para que fueran al congreso a dar su posición ante el tema del aborto, pero una ola de presiones laicas impidió ese asalto religioso del poder legislativo. Una portada de la revista Proceso dio un cerrojazo: la Cámara, púlpito de la iglesia. En ese entonces era sólo para tener un punto de vista religioso sobre el aborto.
Carlos Salinas de Gortari negoció la reforma al 130 para reconocer a la iglesia católica a cambio de que el entonces arzobispo Ernesto Corripio Ahumada entrara con vestido religioso al Palacio legislativo a formalizar la toma de posesión de legitimación. Ahí se dio la derrota definitiva del Estado laico, al grado de que llevó a la renuncia de Fernando Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación, como parte de la crisis en el gobierno por el tema de la iglesia.
El papa Francisco realizará a México, en febrero próximo, una visita pastoral, religiosa, como jefe de los católicos mexicanos; por tanto, su espacio actual se localizará en las iglesias, atrios y calles. Pero abrirle la tribuna del Senado para que difunda su mensaje religioso afín sólo al catolicismo sería una forma de regresar a los Te Deum que marcaron la subordinación del poder civil al clero.
Por muy ecuménico que pueda ser su discurso, el papa Francisco impondrá el dominio de la fe católica. La fe es un acto privado, de conciencia, no suficiente como para ocupar la alta tribuna del Senado y repartir estampitas entre los senadores.
Sólo para sus ojos:
@carlosramirezh