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ACAPULCO, Gro., 6 de septiembre de 2016.- Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hallaron en un pozo de sondeo de un metro cuadrado desechos del Acapulco de los siglos XVI al XIX, cuando el trasiego marcado por el Galeón de Manila o Nao de China, convirtió al puerto en uno de los más boyantes del Nuevo Mundo.
Los expertos determinaron que “este basurero es por sí mismo una cápsula de tiempo, de las pocas que quedan en Acapulco para comprender no sólo la ocupación del Fuerte de San Diego, sino a la población del propio puerto”.
En un boletín, se informó que esta excavación concluyó en la conformación del Proyecto de Arqueología Marítima del Puerto de Acapulco (PAMPA), a cargo de de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH.
Durante un seminario en Ciudad de México de estudios sobre Guerrero y las regiones vecinas, los coordinadores de estos trabajos revelaron los avances de este estudio. El hallazgo se localizó en la esquina de uno de los parapetos exteriores del museo Fuerte de San Diego.
“El depósito excavado hace un año, no muestra alteraciones modernas y, sin duda, es el lugar con vista a la bahía donde se vertían los desechos domésticos, principalmente restos de animales de consumo y una gama de enseres cerámicos locales y foráneos, provenientes de Asia y Europa”, explicó el especialista Rubén Manzanilla.
Agregó: “Fuimos de sorpresa en sorpresa porque al bajar 10 centímetros en la excavación, empezó a salir una cantidad impresionante de materiales, sobre todo huesos de animales destazados y cocinados, revueltos con fragmentos de cerámica vidriada, alisada y porcelana, escombros de aplanados, tejas y piedras”.
Los investigadores hicieron un plano de los espacios subacuáticos y buscó vestigios bajo el agua en el pozo que alimentaba al bastión, el cual se abastece de agua pluvial y surte del líquido al Museo Histórico de Acapulco.
De acuerdo con un análisis de los objetos, se informó que los residuos forman parte de la historia del Fuerte de San Diego, desde 1617 hasta finales del siglo XIX, particularmente el cascajo es producto de las diversas remodelaciones en la fortaleza, entre ellas la derivada de los siniestros causados por el temblor del 2 de abril de 1776.
“Hay que tomar en cuenta que cuando arribaba la Nao daba inicio la gran Feria de Acapulco. Llegaba mucha gente de fuera para recoger la mercancía de esta embarcación y buena parte se instalaba en el Fuerte de San Diego a lo largo de tres meses, lo que indica una importante circulación de personas y de bienes, de ahí que los desechos encontrados en el basurero no sólo hablan del consumo de la tropa”, explicó el antropólogo físico Estrada Apátiga.
Entre los materiales arqueológicos hay vidrio elaborado con distintas técnicas de manufactura, además se recuperaron algunas balas de plomo y piedras de chispa para arma de avancarga; botones, algunos hechos en concha y hueso, y cuentas de vidrio que podrían corresponder a rosarios.
Ante ello en el último trimestre de este año un grupo interdisciplinario explorar de manera sistemática este contexto y realizar recorridos subacuáticos por la bahía.