Hoja verde
EPN: “El gran elector”
En una columna anterior, publicada por Quadratín Guerrero el pasado 3 de agosto, señalamos lo peligroso que resulta para México la posibilidad de que Donald Trump asuma el próximo enero la presidencia de los Estados Unidos, peligrosidad que no sólo atañe a nuestro país, sino al mundo entero.
El presidente Enrique Peña Nieto, aparentemente, no lo vio así, o mal aconsejado, jugó a la ruleta rusa invitando al “nuevo Hitler” a visitarlo a la casa presidencial de Los Pinos. El tiro le pegó en el corazón de la dignidad, y hoy vaga por el mundo tratando de justificar su desatino como un muerto político que se aferra a la resurrección sin que la taumaturgia de los poderes formales y fácticos se apiade de él.
En China, se acercó a Barack Obama y le “explicó” el porqué de la invitación, acción inexplicable. ¿Cómo invitar a quien insulta cotidianamente a 116 millones de mexicanos desde que anunció su aspiración de ser presidente de Estados Unidos? Triste la acción y más triste la reacción: es el presidente con menor aceptación desde que se sondea la opinión ciudadana, y el menos respetado por la comunidad internacional.
¿Pero ahora qué viene?
Tratar, por el bien de México de disminuir los efectos negativos, y no vemos otra forma de retomar el camino sin reiniciar la marcha cesando a los funcionarios que lo mal aconsejaron, y, ¿por qué no?, haciendo ajustes en su gabinete incluyendo en este a políticos nacionalistas con capacidad de estadistas.
La veleidosa lógica política nos indica que será Hillary Clinton quien triunfe en las elecciones presidenciales de noviembre, y no Donald Trump, pero esa lógica es inconstante y mudable.
Esto “iluminó” la mente de los consejeros de Peña Nieto: “hay que invitar a Trump, para convencerlo de que no somos los mexicanos lo que él piensa que somos”, craso error.
Por patriotismo había que ignorarlo, míralo de soslayo como se debe mirar a un político que amenaza no sólo a los mexicanos sino al mundo entero, pero que sólo es un candidato, al fin y al cabo serán los electores estadounidenses quienes decidirán el próximo mes quién será su presidente.
Peña Nieto quiso hacer una jugada magistral, y como decimos coloquialmente, “la regó”. ¿Será capaz de recomponer las cosas? Deberá acercarse a la señora Clinton, y si quiere seguir jugando “al gran elector” darle su apoyo abierto a doña Hillary, que es entre los dos candidatos la mejor, o si usted quiere, la menos mala.