Propuestas y soluciones
Ofensivo populismo ramplón
En Acapulco hubo una feria, la de la Nao de China, que reunía en el puerto a los principales comerciantes neo hispanos (mexicanos) y sudamericanos de la costa del Pacífico. Todo era fiesta y negocio, peleas de gallos, vino y comida. Y durante dos siglos y medio, así fue, una feria, como diría de otra el poeta Rubén Mora, “de luz y alegría”.
Pero se acabó con la Independencia: la corona española canceló los viajes de los galeones o naos a Filipinas, y concluyó también “la luz y alegría” de Acapulco, que durante todo el siglo 19 fue un puerto de pescadores olvidado por el gobierno federal.
Ya como puerto turístico internacional, en 1984, el entonces presidente municipal, almirante Alfonso Argudín Alcaraz, organizó una Feria de la Nao, con cantinas, restaurantes, venta de artesanías y un palenque de gallos con casino de juego de naipes en donde se presentaba a los más famosos cantantes de la época. Precisamente cuando cantaba Vicky Carr asesinaron en los baños del palenque a unos agentes policíacos federales. Con ese escándalo finalizó la feria que pretendía conmemorar a la antigua que recibía a los galeones de Manila o naos de China.
En el año de 2007, siendo alcalde Félix Salgado Macedonio, se inició el Festival de la Nao, pero con otro cariz, el cultural. Con el Fuerte de San Diego como sede principal y las playas Tamarindos y otras como alternas, se combinaron las presentaciones de las danzas asiáticas, africanas y americanas, así como cantantes nacionales y extranjeros. Más o menos, se ha cumplido, tan es así, que año con año, haciendo a un lado la crisis económica que ya es permanente en esta ciudad y puerto, el festival se lleva a cabo.
El actual presidente municipal, Evodio Velázquez Aguirre, un joven político perredista, presentó a la prensa nacional el lunes pasado la programación del Festival Internacional la Nao Acapulco 2016 en el Alcázar del Castillo de Chapultepec de la ciudad de México, con la presencia de los embajadores de China y Filipinas. Dicho festival iniciará el 22 de octubre y concluirá el 29 del mismo mes.
Allí, el alcalde dijo que “Hoy Acapulco, su gente y su gobierno unidos ante los desafíos a la violencia, busca reinventarse, utilizando la cultura como la herramienta más poderosa con la que contamos para la regeneración del tejido social”.
¿Pero qué creen? Que en una de las playas, utilizadas como sedes alternas, se presentará la “Poderosa Banda San Juan”, precisamente el 28 de octubre, como cierre del festival.
Con la música de corridos de narcotraficantes, el alcalde buscará regenerar el “tejido social”, tan dañado con los más de 700 personas “ejecutadas” en Acapulco en lo que va del año, por los criminales a los que la banda en cuestión les pone música y pasión en sus conciertos.
Utilizar nuestros impuestos para presentar en un festival cultural a la más baja expresión de la música mexicana, no es sólo populismo ramplón, es una ofensa al arte y a la cultura.