México ante su mayor amenaza
Demetrio Saldívar: ¿asesinato político?
El asesinato del secretario general del PRD en el estado de Guerrero, Demetrio Saldívar Gómez, ocurrido hace ocho días en Chilpancingo, ha sido clasificado por ese partido como un crimen más de la delincuencia organizada, y a partir de esa consideración ha emprendido una campaña en contra del gobierno del estado, especialmente contra el fiscal Xavier Olea Peláez y el secretario general de Gobierno, Florencio Salazar Adame, cuyas renuncias demanda. Ha pedido además la intervención de la Procuraduría General de la República en la investigación del caso y que el gobierno federal envíe al estado a un comisionado para enfrentar la violencia.
Pero el asesinato de Saldívar Gómez no parece obra del crimen organizado, sino de intereses todavía desconocidos que podemos suponer políticos. Lo sugiere el perfil de la víctima y el método empleado en la ejecución. De acuerdo con los datos disponibles, la noche del miércoles 19 los homicidas esperaron al secretario general del PRD en las cercanías de su casa y lo ejecutaron a balazos con el profesionalismo de sicarios contratados, sin robarle nada. No resalta en esa mecánica homicida ningún elemento característico de las ejecuciones del narcotráfico o de la delincuencia común. Más todavía, los asesinos de Demetrio Saldívar ni siquiera intentaron disfrazar el homicidio como un acto fortuito o un asalto.
La falta de información por parte de la Fiscalía General del Estado, que según se ve no ha notificado sobre el curso de la investigación ni al PRD ni a la familia de Saldívar Gómez, facilita la reacción de la dirigencia perredista, que funda su postura en esa displicencia del fiscal Olea Peláez. Es evidente que por encima del necesario esclarecimiento del homicidio, el PRD usa el caso para atacar políticamente al gobierno del PRI, abstrayéndose de la alta probabilidad de que tenga motivaciones políticas. Las estridentes declaraciones de la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, Beatriz Mojica Morga, que han tenido como destinatario al gobernador Héctor Astudillo Flores, reflejan claramente la intención de utilizar la muerte de Demetrio Saldívar como instrumento de golpeteo político.
La posición del PRD podría plantear un problema si la Fiscalía confirma la existencia de un móvil político en el asesinato del secretario general de ese partido. Sobre todo si resultaran involucrados en el ataque personajes o grupos perredistas. La conducta de los dirigentes del PRD pareciera estar dirigida a desacreditar esta posibilidad, de ahí que considere este caso igual que el de otros perredistas asesinados, como los de Ambrosio Soto Duarte y Roger Arellano Sotelo, ejecutados en un contexto notoriamente delincuencial.
Al contrario de los casos mencionados, el homicidio de Demetrio Saldívar se produjo en un contexto de fuerte actividad política. Como se ha recordado en estos días, el secretario general del PRD era el representante del ex gobernador Angel Aguirre Rivero en el Comité Ejecutivo Estatal de ese partido, y dirigente de la corriente Izquierda Progresista de Guerrero, creada por el propio ex gobernador y su hijo recientemente fallecido. Es decir, aunque formalmente Aguirre Rivero ya no pertenecía al PRD, era el principal operador político del ex gobernador y en esa condición se encargaba de organizarle encuentros políticos. ¿Hay alguna relación de todo esto con su asesinato? ¿Lo tiene con los preparativos previos a la designación de candidatos para las elecciones del próximo año?
Inevitablemente, la Fiscalía tendrá que desarrollar una teoría sobre el origen político de este crimen e investigar el entorno político y partidista en el que realizaba sus actividades Demetrio Saldívar. Sólo después de descartar con suficiencia un móvil político podría seguir otras líneas, que desde luego no pueden descartarse. Si el PRD exige de verdad el esclarecimiento de este homicidio, no puede eludir este escenario, incluso si al final resultaran involucrados otros perredistas. La Fiscalía tampoco puede dejar de lado esta vertiente, aunque no le guste al PRD.
ÚLTIMA HORA:
A menos que todas a las circunstancias se hayan confabulado para producir este infortunado hecho, y que la información proporcionada este mediodía por el fiscal Olea Peláez explique todo. Un robo o un intento de secuestro con un desenlace fatal nos remitiría al clima de violencia que se abate inclemente sobre el estado.