Teléfono rojo
El tigre de la aberración
El periodismo es uno de los oficios más peligrosos, no sólo en México, sino en el mundo, y las estadísticas lo comprueban, no nos permiten mentir…y nos aterra, no tan sólo por el hecho de ser periodista, también por el triste futuro de esta profesión que rompe ya los esquemas del maniqueísmo discernido por el persa Manes en siglo III y que admite dos principios creadores en constante conflicto: el bien y el mal.
Para el periodismo, el maniqueísmo representa nada más un principio creador, el mal.
¿Por qué?
Los delincuentes, que representan a la maldad, asesinan comunicadores como respuesta a la publicación de los hechos delictivos, como es el caso de los periodistas asesinados en México y en otros países que reflejan acciones punitivas del crimen organizado, puniciones, claro está, fuera de la ley y que son una mancha más en la piel del tigre de la aberración.
Es el mal al que nos enfrentamos, porque el bien, el otro metafórico principio creador, se alió desde hace mucho con el mal: el asesinato del periodista Manuel Buendía el 30 de mayo de 1984, ordenado por la “narcopolítica”, es el origen. El tiempo subsiguiente es la pesadilla que está muy lejos del despertar.
Desde entonces, el periodismo de México navega entre Escila y Caribdis: entre dos monstruos, y alejarse de uno significa acercarse al otro. Cruel y cierto.
Estados Unidos no podían ser la excepción. El país que tiene como símbolo la Estatua de la Libertad, pasa por una crisis inédita: un presidente que sin duda alguna no está en sus cabales, Donald Trump, ve en el periodismo los molinos de viento que vio el Quijote y lucha contra ellos.
Un presidente que como Trump tiene a la mano el mítico maletín con los botones nucleares, ordenó publicar una animación en donde él, representante del poder, golpea en la cabeza de un monigote señalado con las siglas de la cadena de televisión CNN, que obvio está, representa a los débiles.
Ser periodista en Estados Unidos ya es un riesgo, si un presidente manifiesta el deseo (a su alcance) de golpear a un medio de comunicación tan importante como es CNN, deben ponerse en alerta.
El bien y el mal se hacen uno también en Estados Unidos, pero nuestros colegas del vecino país del norte tienen a la mano la posibilidad de un proceso de destitución (“impeachment”, le llaman) que los puede librar de Donald Trump.
¿El país más poderoso del mundo gobernado por un desquiciado?
Se puede ser gobernado por un hombre inculto, alejado de los libros; renuente a la cultura y las artes, como es el caso de México y Enrique Peña Nieto, pero no por un sujeto locuaz, como es el caso de Estados Unidos y Donald Trump.
Esperemos que el bien y el mal, que salió del caletre de Manes, se dividan y cada quien ocupe el lugar que le corresponde en beneficio de la humanidad.