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CIUDAD DE MÉXICO, 4 de agosto de 2017.- Muchos hombres que padecen depresión temen poner en riesgo su posición dentro de la sociedad, trabajo, oportunidades de ascenso, respeto de la familia y amigos si reconocen el problema.
La depresión es una enfermedad tratable y curable, y no un signo de debilidad personal o falta de hombría.
La subdirectora Médica del Hospital de Psiquiatría con Unidad de Medicina Familiar No. 10, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Dunia De Martini Romero, señaló que es común que los varones se resistan a acudir al psiquiatra por prejuicios sociales.
De acuerdo con un comunicado, se estima que el 7 por ciento de los hombres en México padece depresión, pero por situaciones culturales suelen no reconocerlo y retrasar el diagnóstico, así como prolongar el sufrimiento, incluso por años.
Los hombres, dijo la especialista, interpretan la depresión con malestares físicos, como dolor de cabeza, de articulaciones, colitis, gastritis, estreñimiento y mareos, a diferencia de las mujeres, que la hacen más evidente en su estado de ánimo y vida afectiva.
Un varón con depresión presenta dificultad para concentrarse, disminuye su rendimiento diario, actúa indeciso, tiene aspecto de abatimiento, irritabilidad, retraimiento social, inhibición en actividades físicas e incluso en el habla, pero lo justifica al interpretarlo como cansancio por el exceso de trabajo o de las presiones y de los múltiples problemas que tiene.
En la población masculina, la depresión moderada se manifiesta con síntomas frecuentes de ansiedad, mientras que en la grave puede haber pensamientos de muerte y/o autodestructivos, celos exagerados e inseguridad extrema en todas las actividades que realiza la persona.
En estos casos, precisó la doctora De Martini Romero, es común que se den intentos suicidas. Se ha observado que el hombre tiene significativamente menos intentos suicidas que las mujeres (tres mujeres por cada hombre).
Expuso que también el uso y abuso de sustancias como alcohol y drogas ilegales es muy frecuente en el hombre deprimido, lo que puede enmascarar aún más su depresión, pues en la mayoría de los casos argumenta que el incremento en su consumo es por “razones sociales”.
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