Teléfono rojo
Procesando mentiras
Injusteza. Es el término aplicable a una revista (Proceso) que publicitó una nota negativa y mal interpretó el resguardo de despensas, esgrimiendo que “iban a ser destinadas para campañas políticas”. Falso de toda falsedad. Todavía no hay campañas políticas.
El resguardo de las despensas en bodegas fue para evitar se echaran a perder, se dañaran o fuesen hurtadas. Tales versiones no cuentan ni sirven como lógica para la revista “izquierdista” Proceso. El objetivo es golpear al gobernador Héctor Astudillo.
Cierto: No existe ninguna contraloría que supervise y regule el reparto de despensas, materiales y otros apoyos.
Esto no funciona en épocas de contingencias. No hace falta; la misma gente que recibe la ayuda humanitaria vigila y le consta que todo se hace de manera transparente y honesta.
Quizás a Proceso no le importa que miles de guerrerenses reciban apoyos del gobierno estatal y del DIF Guerrero que preside la señora Mercedes Calvo de Astudillo.
Dicha publicación ni siquiera se tomó la molestia de enviar a Guerrero algún reportero de Ciudad de México, para verificar los daños provocados por el huracán Max y el sismo del pasado 19 de septiembre. Todavía puede hacerlo.
El autor de esta columna no es defensor de ningún gobierno; simplemente publicitamos lo positivo y negativo de un régimen. Nuestra función es meramente informativa y analítica.
El de Astudillo Flores tiene más puntos positivos que negativos; tampoco es la perfección, es perfectible. Tiene su lado humanitario, sin llegar al populismo o la exageración.
Sin embargo, a muchos les parece que la revista Proceso no sólo es injusta para con el gobernador Astudillo sino que se extralimitó en el sesgo que le dio a la información sobre las despensas y otros apoyos.
Resulta fácil procesar y urdir mentiras, pero cuando la realidad es otra se le revierte a quienes las propagan. Proceso casi compara a Astudillo con el ex gobernador de Veracruz Javier Duarte. No se vale.
A muchos profesionales de prensa les consta que desde hace casi dos años, desde que asumieron sus cargos tanto el gobernador Astudillo como su esposa Mercedes Calvo, no han tenido vacaciones pues trabajan sin descanso.
Cuando se conmemore la erección del estado de Guerrero -28 del presente mes- el gobernador Héctor Astudillo estará cumpliendo dos años de hacer asumido el cargo.
Minutos después de haber asumido el cargo el mandatario Astudillo, un periodista de CDMX (Carlos Loret) le dijo que no sabía si felicitarlo y/o compadecerlo. Guerrero estaba en llamas y Astudillo sentado en un barril de pólvora. Esa etapa ya pasó.
Cuando arribó al cargo el gobernador Astudillo encontró las arcas vacías –cero pesos cero centavos-, la espiral de la violencia en su máxima dimensión: Bloqueos de carreteras, toma de edificios públicos y manifestaciones radicales por todos lados. Todo eso se acabó.
Lo que queda claro es lo siguiente: El gobernador Héctor Astudillo ninguna culpa tiene por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa; la guerra entre cárteles del narcotráfico ya estaba cuando él llegó al poder.
Héctor no tiene la varita mágica para presentar con vida a los 43 muchachos ni para acabar de tajo con la delincuencia organizada. El gobernador pone su mejor esfuerzo pero tal parece que la delincuencia lleva la delantera.
En estos momentos las bombas de tiempo que se volvieron a reactivar se llaman: UPOEG Y FUSDEG. Estos son verdaderos engendros de la muerte.
Con esos dos grupos de falsos comunitarios el gobierno (los tres niveles) deberá tener cuidado extremo pues esos “policías” tienen el dedo en el gatillo dispuestos a enfrentarse en cualquier momento. ¡Aguas!
No visitar Las Vegas; violencia extrema
El gobierno mexicano deberá pedir a los ciudadanos turistas que NO visiten Las Vegas, Nevada, porque allá existen asesinos dispuestos a matar masivamente, como ocurrió en las últimas horas cuando el gringo Stephen Paddock (64 años) disparó contra una multitud matando a 58 personas e hiriendo a 515 más.
Quizás la heroína que se exporta de Guerrero a Estados Unidos ya les está haciendo muy mal a los gringos consumidores, como el sujeto que ayer asesinó a una multitud de gente que disfrutaba de un concierto musical.
Desde el piso 32 de un hotel, Stephen disparó varios fusiles contra la multitud; una verdadera carnicería. El tipo loco fue abatido por la policía que anda en la búsqueda de otros posibles cómplices.
A través de las redes sociales mexicanos se burlan por esos hechos. Esgrimen que también en Estados Unidos existe violencia, no sólo en Guerrero y el resto del país… Punto.