Genio y figura
Las palabras mayores
Escribió Luis Spota, en “Palabras Mayores”, una de sus novelas más exitosas y que forma parte de la llamada “tetralogía del poder”, que el presidente de la República sentía que la designación de su sucesor era su mayorresponsabilidad sexenal. Al decirle al que después seríaformalmente ungido: “El partido me ha manifestado que usted es el indicado para continuar la obra de la Revolución”. Entonces descansaba “cumplido ya el ritual”.
Recordemos que el periodista y novelista escribió dicha novela a finales de los 70. La trama se desarrolla en un país latinoamericano, que es México a todas luces pero sin decirlo…, pero sí que en esa nación gobernaba una Revolución a través de políticos revolucionarios. El México exacto oculto en la urdimbre para ser con conveniencia inexacto.
Mientras la novela se agotaba en las librerías, José López Portillo, en la vida real, cargaba sobre sus espaldas el peso de pronunciar las palabras mayores. Jesús Reyes Heroles era cesado de la Secretaría de Gobernación y sustituido por el profesor Enrique Olivares Santana; Arturo Durazo Moreno, por obra y gracia de López Portillo, era “general de división” y el ingeniero Jorge Díaz Serrano, director de PEMEX, encontraba riquísimos yacimientos petrolíferos que obligaría a los mexicanos a aprender a administrar la abundancia.
En este país surrealista, se acomodaban las fichas en el tablero político-electoral.
José López Portillo quiso ser el último presidente de la Revolución, y lo fue. Pronunció las palabras mayores dirigiéndolas a Miguel de la Madrid Hurtado, un político conservador, licenciado en derecho por la UNAM y con postgrado en administración pública en la Universidad de Harvard, y quien fue el que nos hundió en el neoliberalismo económico que sigue haciendo a los ricos más ricos y a los pobres más pobres.
Después de De la Madrid, el neoliberalismo económico de los siguientes presidentes nos hicieron totalmente dependientes de los Estados Unidos, y hoy Donald Trump nos hace la vida imposible.
Spota no vivió lo suficiente para recrear en ese país imaginario la secuencia de las palabras mayores, ni que en el año 2000 el PRI perdió la presidencia ante el PAN y que seis años después la volvería a perder ante ese mismo partido.
Y, que en el 2012 la recuperaría, y que ahora, otro presidente priista carga sobre sus espaldas ese gran peso de elegir, por “dedazo” a su sucesor. La vuelta, pues, a las palabras mayores que siguen siendo la suma del enorme poder del presidencialismo según el Partido Revolucionario Institucional, el PRI, ya no revolucionario, pues eso terminó con José López Portillo, pero sí el PRI que ve y siente la democracia según los intereses del grupo en el poder.
Miguel Osorio Chong, José Antonio Meade, Aurelio Nuño y José Narro, son quienes hasta ahora se preparan para escuchar las palabras mayores. Palabras que no le aseguran el triunfo, pues ya en el año 2000 el PRI dejó ser invencible.