El agua, un derecho del pueblo
Números, percepción y realidad
Decía la abuela: para que te expliques la realidad, debes de sentirla no solo observarla.
La inseguridad pública y la violencia que enfrenta Guerrero, sí causan afectaciones al desempeño de la economía, sin embargo, las autoridades gubernamentales dimensionan de otra forma la problemática a pesar de que en la realidad cotidiana de las personas se vive manera generalizada la inseguridad y la violencia.
Los datos estadísticos sobre la incidencia de los asesinatos en Guerrero pueden ser menores a los que se registran en otras entidades, el problema es que esos números menores no pueden ocultar la cadena de violencia que se registró durante el primer mes del año en esta entidad suriana:
Negar el impacto negativo de la comisión de eventos violentos en la economía es consecuencia de la falta de voluntad de discernir los puntos de conflicto.
La forma como se comenten los asesinatos no solamente asombra a quienes habitamos los municipios guerrerenses.
Cuando se habla de una riña en discotecas de Acapulco con afectaciones circunstanciales a otras personas (¿daños colaterales?) y se pierde de vista que los mercados tienen la capacidad de discernir los lugares de riesgo, los destinos turísticos que no ofrecen garantías al visitante en cuanto a su integridad, y simplemente no los demandan.
Contra la afirmación de que Guerrero no es el icono de la violencia, existen los datos del INEGI, del secretariado de seguridad, de organismo de derechos humanos nacionales e internacionales que documentan que en distintos momentos la entidad es el epicentro de la violencia y la violación constante de los derechos humanos.
La inseguridad en Guerrero alcanza escalas inimaginables. Es innegable que hay cierta correspondencia con lo que ocurre a nivel nacional y es que las acciones del gobierno federal como del gobierno del estado, carecen de una visión integral de la problemática y se mantienen en el combate a los grupos de la delincuencia, solamente pero lo hacen de forma y no de fondo, lo cual lejos de resolver la inseguridad agrava más la situación.
El crimen organizado tanto en Guerrero como en México, tiene fuertes raíces económicas, la cantidad de recursos que circulan en los mercados de la droga, tráfico de personas y de órganos, en la extorsión y en el cobro de derecho de piso propicia una defensa violenta.
Los operativos y la mayor presencia de agentes policiacos y militares no resuelven el problema pues no se combaten los vicios existentes en el sistema de procuración de justicia, en la corrupción de las instituciones y en la pérdida del estado de derecho.
Se requiere trabajo tanto en la percepción que se tiene de la entidad como en la realidad cotidiana en cuanto a seguridad que se vive en los municipios con la situación actual no se descarta la posibilidad de afectaciones en el mediano y largo plazos para la economía.