El presupuesto es un laberinto
Se asoman otras amenazas
Aunque se afirma que Guerrero ya no es icono de la violencia, la entidad continúa asediada por ella y repercute en la columna vertebral de la economía: el turismo.
Curiosamente el tema pasó soslayado en la exposición de intenciones que hicieron los seis aspirantes a la presidencia del país (tres independientes y tres en coalición).
El turismo ha demostrado ser una de las industrias que mayores beneficios económicos y sociales da a México. Junto a las remesas y ambas compitiendo con el petróleo constituye una fuente importante en el ingreso de divisas.
Es de las actividades económicas que más PIB aporta a la nación. Llega a significar hasta 16 puntos porcentuales, y la derrama que genera es importante cuando un país como el nuestro sigue teniendo niveles de pobreza extremos. Los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en México existen al menos 53.4 millones de personas en situación de pobreza en México.
En México hay 8.7 millones de empleos derivados de esta actividad, tanto directa como indirectamente, esta cantidad representa el 17 por ciento del total de trabajos en el país.
Si bien el turismo da mucha bonanza, por otro lado ha provocado ejemplos de desigualdad social.
El reto es hacer del turismo verdaderos polos de desarrollo humano que no tengan ciudades bonitas con cinturones miserables, que el turismo realmente cambie la vida nacional.
Y tal vez por esto último, junto con Acapulco, los principales destinos turísticos del país se encuentran envueltos en violencia. Dentro de la lista de las ciudades con mayor incidencia, se encuentran Los Cabos y Cancún, además de nuestro puerto.
El pasado 21 de febrero se registrara una explosión en un ferry fondeado en el muelle de Playa del Carmen, de la empresa Barcos Caribe, propiedad del padre del ex gobernador de Quintana Roo Roberto Borge Angulo.
En Cozumel, el 1 de marzo, elementos de la Marina Armada de México encontraran un artefacto explosivo sin detonar en otra embarcación de Barcos Caribe. Las versiones de las autoridades locales y militares fueron contradictorias.
Ambos hechos propiciaron la alerta a paseantes y trabajadores de Estados Unidos y otros países pero el punto clave fue la decisión de la unión americana de cerrar su agencia consular el 3 de marzo.
Los datos de que se disponen confirman es que no se trató de un accidente, sino de una acción plenamente intencional aunque, no ha sido reivindicada por organización criminal o terrorista alguna… hasta el momento.
Si tomamos en cuenta que se han emitido otras alertas estadounidenses, los destinos turísticos mexicanos están siendo objetos de un doble embate, el de la violencia y el de la acción gubernamental norteamericana.
Hasta ahí, lo que plantea el escenario es la interrupción de un flujo de paseantes que se traduciría en una debilidad económica para los destinos de sureste. En el caso de Cozumel el último dato indica que tuvo afluencia de 778 mil paseantes y promedia el 67.8 por ciento de ocupación hotelera.
Pero también puede ocasionar daño social pues en la Riviera Maya se ubica el 10 por ciento de la oferta hotelera del país con más de 45 mil habitaciones y Quintana Roo tiene municipios que se encuentran entre las zonas rojas en cuanto a sus ingresos promedio por población en el país ya que mientras en Solidaridad solo dos de cada diez pobladores se encuentran en situación de pobreza, en municipios como Felipe Carrillo Puerto 7 de cada 10 pobladores están en esta situación.
Se prenden focos ámbar ante la posibilidad de que se genere un efecto dominó, agudizando el foco rojo existen ya en destinos turísticos como Los Cabos y Acapulco.