Hoja verde
Lo que hoy es mañana no será
El tiempo cambia. Está en constante movimiento: este día es diferente al de ayer, mañana será otro…y así hasta la eternidad, pues si algo es eterno es el tiempo.
Ayer, siguiendo por los medios la visita a Acapulco como parte de su campaña del candidato del PRI, José Antonio Meade Kuribreña (“Pepe” para los priístas conspicuos), recordamos los otros tiempos, cuando el candidato priísta era aclamado por diez y hasta 20 mil acapulqueños, la mayoría de ellos “acarreados” en autobuses de transporte urbano, camiones materialistas, “taxis” y todo vehículo de servicio concesionado por el gobierno estatal, claro está, gobierno surgido del partido tricolor, que entonces era “invencible”.
Con el advenimiento de la democracia, los mítines multitudinarios quedaron en el olvido, pues los acarreados no votan, lo que fue ampliamente demostrado en el año 2000, cuando Francisco Labastida Ochoa, el entonces candidato presidencial del PRI, y Cuauhtémoc Cárdenas, del PRD, llenaban las plazas públicas con decenas de miles de “seguidores”, mientras que el panista Vicente Fox Quesada, sólo era escuchado por unos cuantos de sus compañeros de partido y simpatizantes. El guanajuatense llegó a la presidencia triunfando con amplia ventaja, perdiendo el PRI el poder presidencial que ostentaba desde el 4 de marzo de 1929 cuando lo fundó como Partido Nacional Revolucionario el General Plutarco Elías Calles.
Seis años después, en el 2006, el panista Felipe Calderón Hinojosa venció al perredista Andrés Manuel López Obrador en una muy controvertida elección. El priísta Roberto Madrazo Pintado, quedó en tercer lugar, sin reflejarse en la votación los millones (sí, millones) de “acarreados” que a los largo y a lo ancho del territorio nacional asistieron a sus mítines, pues estos sólo van por la torta y el refresco y unos cuantos billetes que se les entrega, después del acto político, el “pastor” y “mapache” a cargo del transporte.
En el 2012, Enrique Peña Nieto, fue electo como presidente, quizá por ser un candidato “atractivo” en lo físico. Se dice que el voto de la mujer lo instaló en la presidencia.
Lamentablemente, no cumplió con las expectativas. Peña Nieto se esforzó en sacar adelante las reformas que el neoliberalismo internacional indicó para México, sobre todo la energética, que no permitía al capital internacional participar en la extracción y comercialización del petróleo.
Después de cumplir con su cometido, Peña Nieto se convirtió en un presidente impopular, impopularidad que afecta al actual candidato del PRI a la presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña, que al menos no está llenando las plazas públicas con acarreados que no votan, como lo vimos – vía los medios- en su reciente visita a Acapulco, en donde se reunió con unos cuantos priístas (la mayor parte de ellos le llaman “Pepe”) ante quienes lanzó sus promesas de campaña.
Los tiempos cambian, es cierto, y esto incluye también a las preferencias electorales, pues lo que es hoy mañana no será.