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Teléfono rojo
El racismo y la boda real inglesa
El racismo es el agravamiento del sentido racial de un grupo étnico que motiva la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive. Los más claros ejemplos los tomamos de la Alemania Nazi y del apartheid o segregación establecida en la República de Sudáfrica, ambos casos en el siglo pasado.
Los afroamericanos esclavizados en la entonces joven nación estadounidense en el siglo 19, y que ocasionó la guerra civil entre los estados del norte y los del sur; la prohibición del ingreso a los restaurantes y bares a los mexicanos en el sur de Estados Unidos en la primera mitad del siglo 20, fueron afrentas para la humanidad, y no sólo para los grupos étnicos injuriados.
Al paso del tiempo, los derechos civiles que son los derechos de las personas a recibir un trato igualitario fueron instituidos en casi todo el mundo, y el apartheid (voz africana que significa separación) en Sudáfrica y la discriminación de las minorías étnicas que no son de origen blanco o indoeuropeo (caucásico) en Estados Unidos, quedaron atrás. El inolvidable Nelson Mandela, de raza negra, presidió la República de Sudáfrica, y en Estados Unidos, Barack Obama, afroamericano, fue durante ocho años un buen presidente.
Sin embargo, hay quienes mentalmente quedaron atrapados en el pasado, como el actual presidente de Estados Unidos, el inefable Donald Trump, que es un individuo racista, necio y falto de inteligencia, es decir: un estúpido.
Cuando Donald Trump llamó “animales” a los hispanoamericanos (los mexicanos entre ellos) que cruzan ilegalmente la frontera norte de México, se colocó al nivel de Adolfo Hitler, quien al llegar al poder como Canciller de Alemania puso en marcha un plan para expulsar a los judíos. Si es que lo reeligen sus compatriotas, será presidente por ocho años, por lo que sólo es un peligro temporal. Hitler fue un dictador que prometió un Reich o Imperio “de mil años”, lo que le permitió ampliar su plan de “solución judía”de la expulsión a la aniquilación, el vergonzante holocausto de los descendientes europeos del antiguo pueblo de Israel a manos del ejército nazi.
El humanismo en este tercer milenio, como doctrina o actitud vital, es de una obligada cohabitación entre la diversidad étnica. La igualdad ante la ley es un principio de la democracia, que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones, y considera al hombre como ser histórico.
La reciente boda real en Inglaterra, entre el nieto de la reina Isabel II y una ex actriz estadounidense de padre blanco y madre afroamericana, o sea, una mulata, es una muestra de que la cohabitación entre la diversidad étnica es un signo de estos tiempos. Ver a un clérigo afroamericano oficiar en la ceremonia nupcial y a la madre afroamericana de la novia, junto a la reina, es una muestra del humanismo al que hicimos referencia líneas arriba, y de que en la actualidad el racismo es una manifestación estúpida. Ojalá que Donald Trump cambie de actitud, pues nunca es tarde para aminorar la estupidez.