Médula
Revolviendo las aguas
Corremos el riesgo de que la sociedad llegue polarizada al 1 de julio. La violencia, campañas sucias, la desigualdad económica y la compra del voto, constituyen un coctel muy explosivo que enfilan las cosas al camino de las revueltas.
La guerra sucia, la violencia política contra las mujeres, la proveniente de grupos sociales o de la delincuencia organizada, así como aquella que busca inhibir la participación en los comicios, son elementos que se deben desterrar del sistema político mexicano para evitar que la polarización social incida en el ejercicio de la democracia.
La polarización es el distanciamiento en los puntos de vista de los electores hacia los polos en una línea de conflicto o competencia política.
La polarización implica un movimiento centrífugo, un distanciamiento marcado de las opiniones hacia los polos y no hacia el centro, un movimiento en sentido contrario a los puntos de acuerdo, en el cual se enfatizan las diferencias y sus desacuerdos.
Esta elección se ha polarizado, podríamos decir que ha sido porque los propios candidatos y sus partidos así la han planteado, como un parteaguas de decisión donde las opciones son “ellos vs nosotros”.
Existen actores internos y externos que parecen interesados en la detonación de conflictos y en la degradación de lo poco que se ha construido de un sistema democrático en el país.
La iniciativa privada mexicana ha construido un discurso tan contradictorio como el que pretenden evidenciar. Ese discurso contiene manipulación de información y a partir de algunos datos construye trae verdades a medias.
Muy contrario a lo que afirman, no son ejercicios de la libertad de expresión sino burdos intentos por polarizar el proceso electoral.
La injerencia empresarial en las campañas publicitarias sucias, dejan en entredicho la existencia de un voto libre. Esto se refuerza con las conferencias internas que existen en las empresas, no para informar a los trabajadores sino para inducir el miedo. Es una clase empresarial que no entra en defensa de la democracia sino en de sus muy particulares intereses.
Después de 2006 se incrementó la violencia y la corrupción, temas que nos decían que iba a pasar con Andrés Manuel y terminó pasando con gobiernos del PAN y del PRI.
Las guerras sucias son un arma de dos filos, porque reconocen la posición de ventaja del candidato al que atacan.
Los empresarios deben entender que dividir a una sociedad sólo por buscar la defensa de sus muy particulares intereses; genera conflicto, insatisfacción y hartazgo.
En su defensa alegan que dentro de la libertad que se tiene para votar, también se tiene para opinar, dentro de los marcos de la ley. La decisión de cada ciudadano de por quién votar se debe de respetar, pero también la libertad de opinar…Pero de ninguna manera es una campaña del sector empresarial.
La frecuencia de los spots, la utilización de frases fuera de contexto, el uso sesgado de los datos, la reacción cuando se opina al contrario de lo que ellos afirman ponen de manifiesto que la intención no es informar sino dividir, polarizar.
Hay quienes revuelven el río para poder pescar, diría la abuela.