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CIUDAD DE MÉXICO, 28 de julio de 2018.- Noventa segundos de un sismo de 8 grados en escala de Mercalli fueron suficientes para cortar las alas al Ángel de la Independencia la madrugada del domingo 28 de julio de 1957.
Ese temblor, que derrumbo varios edificios, también colapsó el Ángel, que quedó decapitado, provocando tristeza, abandono y orfandad en la Ciudad de México.
Después de ello, comenzó a circular el rumor que lo que quedaba del monumento a la Independencia sería demolido, hasta que el regente Ernesto P. Uruchurtu aseguró que sería reparado por un grupo de técnicos.
Algunos creían que la modelo del Ángel había siso Antonieta Rivas Mercado, pero un reportaje del periódico La Prensa sostuvo que fue Ernesta Robles, modista que trabajaba en casa de una mujer cercana a Enrique Alciati, escultor de la obra.
Los trabajos de reparación tardaron casi un año y fue el 24 de julio de 1958 cuando la estatua regresó al monumento, al día siguiente fue colocada, volvió a extender sus alas y durante los mese siguientes fue bañada con 18 mil laminillas de oro.
Y el 16 de septiembre de 1958, a las 10 horas, el Ángel de la Independencia fue reinaugurado por el entonces Presidente Adolfo Ruíz Cortines.
Es una estatua hueca de bronce, que representa a la Victoria Alada en actitud de vuelo con las alas abiertas, con el brazo derecho extendido y sosteniendo una corona de laurel en actitud de colocarla sobre la cabeza de los héroes.
El brazo izquierdo extendido hacia abajo y atrás sosteniendo en la mano una cadena rota de tres eslabones, símbolo de los tres siglos del virreinato y la dependencia política de España.
Toda ella revestida por hoja de pan de oro. A esta estatua se le da en específico el nombre popular de Ángel o el Ángel de la Independencia. Con información de Museo Archivo de la Fotografía de la Ciudad de México.
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