Teléfono rojo
Funcionarios honestos, razonables y justos
Los acapulqueños están expectantes ante el inminente anuncio del equipo de trabajo de la presidenta municipal electa, Adela Román Ocampo, pues los funcionarios que colaboran con el alcalde saliente, Evodio Velázquez Aguirre, fueron, en su mayoría, nombrados por ser amigos cercanos y no por su capacidad en el cargo a desempeñar, lo que contribuyó al fracaso de esta administración próxima a concluir.
El “amiguismo” es una falta de rectitud o defecto moral, que esperamos esté ausente a la hora de la designación de los funcionarios que acompañarán a la licenciada Román en su gobierno municipal.
Este municipio pasa por una crisis que urge superar en los próximos tres años.
La inseguridad, a partir de una violencia generada por la delincuencia organizada, en donde diariamente los grupos criminales que se disputan “la plaza” se matan entre sí, sin que las corporaciones policiacas y los elementos del Ejército y la Marina hagan lo suficiente para recuperar la paz y el orden perdidos desde hace varios años. Devolvernos la tranquilidad es uno de los trabajos obligados de la próxima administración municipal.
Se dice que la responsabilidad recaerá en un civil, y no en un militar, que el titular de la Secretaría de Protección y Vialidad será un ciudadano que asumirá el compromiso de renovar a las corporaciones policiacas municipales que están bajo sospecha de servir a los criminales y no a la sociedad, lo que sería un trabajo que contaría con el apoyo solidario de la población, ávida de una paz social tan necesaria para el progreso del municipio, sobre todo en el centro turístico que no hace mucho fuera el más importante del país.
En el equipo de trabajo de Adela Román Ocampo se debe privilegiar la capacidad, la experiencia y la honestidad.
En el área administrativa no se debe improvisar, por lo tanto, el “amiguismo” debe quedar en el olvido.
Sus colaboradores tienen que ser ciudadanos que se desempeñen profesionalmente en el empleo público, con una honestidad a toda prueba, razonables y justos.
Uno de los problemas mayores de Acapulco, es la escasez de agua potable en los barrios históricos y en las colonias populares.
El organismo encargado de administrar el agua potable y el alcantarillado es la empresa paramunicipal, CAPAMA, también conocida como COAGUA, que está en quiebra y que carga con una deuda multimillonaria.
Aquí se menciona a Mario Pintos Soberanis como el futuro director general.
Pintos, un economista que ya dirigió el organismo cuando era una dependencia del Gobierno del Estado, tiene la experiencia tan necesaria, y los conocimientos en finanzas para sanear en lo económico a la empresa paramunicipal.
Apoyado por un buen equipo técnico, se cumplirían los dos objetivos principales: darle a CAPAMA o COAGUA, la solidez financiera que le permita llevar el líquido puntualmente a los hogares acapulqueños.