Sin mucho ruido
La residencia del funcionario y nuevo rico Octavio Olea
Para documentar nuestro pesimismo. A los vecinos del fraccionamiento Joyas de Brisamar, como perros que orinan para delimitar su territorio, no les gusta que un extraño trastoque su reino de los cielos con vista al mar.
Cuando un nuevo vecino llega, metafóricamente, revisan sus carteras, lo escanean y aún así, si no les gusta, lo denuncian como es el siguiente caso.
Un habitante de ese lugar, me envió varías fotos de la casa que el secretario general del Ayuntamiento de Acapulco, Octavio Olea Apátiga, remodela en ese rincón cerca del cielo.
El funcionario, dice el mensaje, tiene en el estacionamiento de su casa con muchas habitaciones y aires a control remoto controlados a distancia, vía celular but of course: dos camionetas Cherokee y una lobo doble cabina King Ranch, sin placas con permiso de circulación del Ayuntamiento.
Con sorna los vecinos reconocen que el lugar donde viven ya no es como antes “otrora exclusivo fraccionamiento, porque ahora hay muchos nacos”. Se refieren a los nuevos ricos que viven en el lugar, sobre todo políticos de los tres órdenes de gobierno enriquecidos a su paso por la función pública.
En el texto enviado al reportero, no excepto de humor burgués, dicen que el oriundo de Tres Palos, funcionario del gobierno de Evodio Velázquez que llegó a su administración como asesor hasta escalar la secretaria general del Ayuntamiento con el único mérito de haber traicionado a su ex jefe Luis Walton, tiene un hermoso bulldog blanco que es la envidia del vecindario.
Los denunciantes se preguntan en el mensaje enviado: “¿Cómo chingaos no va a estar quebrado el Ayuntamiento?”.