Sin mucho ruido
Coordinación que se descordina
La rivalidad entre los coordinadores estatales y los gobernadores comienza a aflorar. Es una disputa por el poder económico y político en las entidades del país.
A los gobernadores electos en las urnas, les brota el celo político, porque ahora vamos a ver que los presidentes municipales harán antesala con los coordinadores estatales de Programas para el Desarrollo de la Presidencia de la República y no con ellos. En la práctica parecería que se instauran gobernadores paralelos.
Todo indica que el último reducto de priistas y panistas, son los Estados.
La figura propuesta por Andrés Manuel López Obrador tiene dos facetas Una es el ahorro y la funcionalidad pero otra son las implicaciones económicas y políticas. Por un lado es verdad que el actual modelo no funciona y alienta la opacidad.
Durante años, a los gobernadores se les entregaron recursos y terminaron utilizándolo en operaciones muy cuestionable, el caso de Javier Duarte en Veracruz es un ejemplo. Los delegados como representantes de las secretarías del gabinete, también se apropiaban de los recursos.
En principio la propuesta de AMLO parece positiva en dos sentidos: cuidarle las manos a los gobernadores y ahorrar recursos.
En la actualidad funcionan en los Estados más de 80 delegaciones. Algunas francamente innecesarias. Se estudiará cuáles desaparecen y cuáles se fusionarán. La idea es ahorrar 38 mil millones de pesos a nivel nacional.
Sin embargo existe el riesgo de que se desvirtúe pues un solo delegado no va a poder concentrar las funciones tan distintas entre sí. Entes como la PGR, la Sedena, la SEP, el IMSS, el INEGI, el Infonavit, deberán continuar con el esquema actual.
En el caso de la Sagarpa y la Sedatu, parecieran susceptibles de fusionarse y la Sedesol, sin duda, será la bandera de estos coordinadores, que inevitablemente por la naturaleza de sus funciones van a perfilarse electoralmente.
No se percibe sano, además, que se haya nombrado como coordinadores estatales a los rivales derrotados en las pasadas elecciones para gubernaturas, o en su defecto, quienes aspiran a contender en los próximos comicios.
19 de ellos son actualmente dirigentes estatales del Movimiento de Regeneración Nacional, ocho fueron candidatos electos a un puesto público en 2018 y siete no resultaron electos.
Aquí se percibe que adoptaran la figura de gobernadores paralelos.
Otro elemento adverso a la propuesta de AMLO es el doble discurso. No solo en esta disposición, también opera en otras. Por un lado se pretende descentralizar pero por otro se alienta el centralismo, se concentra poder en su persona no los entes de gobierno. Este exceso podría derivar en ejercicios autoritarios del poder.
Los partidos tradicionales siguen teniendo 25 gubernaturas: 12 del PRI, 12 del PAN, 1 del PRD. Solo un independiente y otra de Movimiento Ciudadano.
La intención de López Obrador de desaparecer las delegaciones federales en los estados y designar a una sola persona como coordinador de Programas de Desarrollo divide a los gobernadores del país y entre los que se muestran contrarios a la medida está Héctor Astudillo Flores gobernador de la entidad y lo expresó con un galimatías: “No todo lo innovador puede ser bueno, tampoco puede ser malo. Hay que tener una buena relación.”
Junto a él hay otros más que se oponen los coordinadores. Las elecciones locales y las que se perfilan para el 2021, figuran en el fondo de los reclamos.
Nunca hay que dejarle la sonaja a los traviesos diría la abuela.