Teléfono rojo
La historia de 83 años está por concluir de manera inesperada.
Tanto como su origen.
Si surgió de la humildad de un presidente a quien le parecía muy ostentoso el Castillo de Chapultepec para habitarlo, otro hombre de modesto pregón marca el final de Los Pinos.
Lázaro Cárdenas le llamó así en memoria del huerto donde se enamoró de su novia Amalia Solórzano, aunque con el tiempo el antiguo rancho de La Hormiga tuvo subsecuentes transformaciones.
Cárdenas adaptó las dos casas y las caballerizas entre fines de 1924 y marzo de 1935 para instalarse él con su servidumbre, pero los 13 presidentes posteriores le agregaron residencias para visitas y oficinas sin fin.
Hoy ese espacio esta muy distante del rancho conocido como Molino del Rey, proveedor de aguas y árboles boscosos y comprado en el siglo antepasado por unos cuantos miles de pesos.
Ha devenido en un extenso conjunto de paseos y construcciones con historias, esculturas, pinturas, archivos y bibliotecas para presumir a los jefes de Estado más encumbrados.
Esto no lo será más, pero su futuro es impreciso.
ABANDONO PREMATURO DE PEÑA
Hoy la Presidencia de Enrique Peña Nieto ha iniciado los preparativos de entrega.
No será como los 13 sexenios anteriores, de presidente a presidente, de administración federal a administración federal.
Peña Nieto no quiere confrontaciones con nadie y como es deseo de Andrés Manuel López Obrador repetir la historia de Lázaro Cárdenas -el michoacano con el Castillo de Chapultepec, el tabasqueño con Los Pinos-, el trámite será distinto.
La instrucción del mexiquense es entregar en octubre próximo la residencia presidencial al gobierno de Claudia Sheinbaum como parte del Bosque de Chapultepec.
En la decisión cuenta el recurrente reclamo de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), cuyo dominio perredista-morenista -la misma identidad, al final de cuentas- con patrimonio de la ciudad.
Pero el plazo decidido por Peña Nieto -tener todo listo para octubre- habla de otra circunstancia: será echado de la residencia antes de concluir su mandato presidencial.
Tal vez para cuando asuma López Obrador ya haya otro museo a la altura del Castillo de Chapultepec.
EL ORGULLO DE ALITO Y DE MURAT
1.- Defender hoy al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y a sus candidatos se ha convertido en una tarea vergonzosa.
Tal vez por ello su dirigente nacional, Claudia Ruiz Massieu, no pudo confrontar a quienes hicieron alcalde a José Luis Abarca y menos asumen el crimen de ordenar su detención y crimen.
Pero si ella está ausente del priismo de Nuevo León, otros priístas no.
Por ello destaca la presencia de los gobernadores Alejandro Cárdenas Alito y Alejandro Murat, de Campeche y Oaxaca respectivamente, quienes fueron a dar su apoyo a los candidatos tricolores en Monterrey y Guadalupe.
Ambos, Adrián de la Garza y Cristina Díaz, ya tienen el fallo de las tribunal estatal y el caso viene al federal.
Y 2.- Florentino Castro ya abrió los archivos del ISSSTE al futuro director de ese organismo, Luis Antonio Ramírez.
Puso a su disposición la administración institucional, de las de las delegaciones estatales y de los 40 hospitales de su red.