El agua, un derecho del pueblo
Pragmatismo y estatismo
El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, motejado anteriormente como “un peligro para México” por ser potencialmente un político “socialista” aspirante en tres ocasiones a la presidencia de un país gobernado los últimos 36 años por neoliberales que aplicaron medidas presuntamente eficaces encaminadas al bienestar social al margen de consideraciones ideológicas, ha anunciado en los últimos días acciones de gobierno en lo económico que develaron su pragmatismo, lo que ha calmado considerablemente a los mercados.
AMLO, que durante su más reciente campaña electoral, la que ganó, como se dice en el argot beisbolístico, “por paliza”, ofreció al electorado cancelar las reformas estructurales logradas durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, entre ellas la energética. Pero no lo cumplirá. Ser pragmático significa tener preferencia por lo práctico y útil, y esto último es lo que más le conviene a nuestro país, si queremos que el desarrollo económico extraiga del pozo profundo de la miseria a millones de mexicanos que apenas ganan para malcomer y viven en una precariedad injusta al extremo.
Esto ha calmado a los mercados, tiene al peso relativamente estable, y en apariencia no hay riesgo alguno de que disminuya la inversión nacional y extranjera.
Andrés Manuel, como le dicen sus seguidores, anunció ayer que en diciembre, siendo ya presidente constitucional, lanzará licitaciones para perforar pozos petroleros, para levantar así la producción lo más rápido posible. Continuará la inversión privada. Habrá seguramente, correcciones, pero no se cancelará, sobre todo ahora que se están descubriendo yacimientos importantes en las aguas someras de las costas de Tabasco y Campeche y en el territorio del norte de Veracruz, que unidos a los de las aguas profundas del Golfo de México que es mar patrimonial, en una gran parte, de nuestra nación, podría México volver a ser un gran exportador de crudo.
Anunció, también ayer, que el Programa Emergente de Rescate a la Industria Petrolera tendrá un presupuesto adicional de 75 mil millones de pesos, para garantizar la participación de PEMEX en la extracción, así como la licitación para la construcción de una nueva refinería, y probablemente pronto nos dirá lo que piensa hacer para hacer funcionar las viejas refinerías.
En lo que respecta al capítulo de energía eléctrica, Andrés Manuel López Obrador, aun no publica sus proyectos.
El director designado de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, uno de los críticos acerbos de la Reforma Energética de Enrique Peña Nieto, tendiente al revisionismo estructural, terminará alineándose al pragmatismo lópezobradoriano. El veterano político poblano, miembro distinguido de la gerontocracia que formará parte del gabinete de Andrés Manuel López Obrador, se formó en el PRI, de allí pasó al PRD y ahora milita en Morena, por lo que está acostumbrado a los cambios, por lo que no necesitará esforzarse el todavía presidente electo para hacerle entender que a México le es más útil el pragmatismo en lo económico que el estatismo exacerbado del medio siglo pasado.