El agua, un derecho del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de septiembre de 2018.- “La mayor parte de la gente es buena, es normal, con las lógicas debilidades humanas. Detesto a los que humillan a los más débiles y me irrita profundamente que algunos vuelquen sus iras contra los inmigrantes como causantes de los problemas que padecemos”- Miguel Ángel Revilla, economista, ensayista y político español.
Es México un país de origen, tránsito y destino de migrantes. Cada año alrededor de 40 mil niñas y niños que migran son repatriados desde Estados Unidos a nuestro país, de los cuales, según el Instituto Nacional de Migración, 18 mil viajan solos. Aunado a los niños centroamericanos que son repatriados desde México a su país de origen; según la UNICEF, entre 2016 y abril de 2018 se registraron 68,409 niñas y niños.
La población latinoamericana representa aproximadamente el 52% de la población extranjera en Estados Unidos, del porcentaje anterior, son de origen mexicano un 57% mientras que centroamericanos un 13%.
La migración ha crecido de manera alarmante en las últimas décadas, sus efectos en la migración de los infantes se tienen que considerar en un contexto más amplio de la pobreza, problemas regionales, de género y de sus derechos. Las niñas y los niños migrantes enfrentan grandes peligros, sobre todo los que migran sin documentación son vulnerables a la explotación, la trata y a ser víctimas de delincuencia. Los millones de migrantes experimentan dificultades para poder acceder a servicios educativos y sociales básicos, y que decir de vivir con el temor de ser arrestados y repatriados.
La otra cara de la moneda son las niñas y los niños que se quedan atrás, cuando los padres migran, teniendo que asumir las responsabilidades del hogar, los cuales sufren mayor riesgo de caer en la drogadicción, de presentar embarazos a temprana edad, disfunciones sociales y conductas delictivas.
Con Información de UNICEF.ORG
ROSADOS
Trump bajo la premisa de que no cree “en las fronteras abiertas y que la política de inmigración es compleja y difícil” y su jefe de gabinete en la Casa Blanca John Kelly declarando públicamente el año pasado que: se estaba considerando la separación familiar de rutina “para disuadir” a los inmigrantes. Mientras que Tyler Houlton portavoz del Departamento de Seguridad Nacional dijo “actualmente el Departamento no tiene una política de separar familias en la frontera con fines disuasorios”. Sin embargo a pesar de dichas declaraciones, según el New York Times reportó que más de 7 mil niños han sido separados de sus padres inmigrantes desde octubre del año pasado.
Bajo la política de “cero tolerancia” en la política migratoria, en junio pasado en medio de un escándalo internacional, se dio a conocer que autoridades fronterizas en Estados Unidos detuvieron a familias migrantes y más de 2 mil niños fueron separados de sus padres, los cuales fueron colocados en jaulas metálicas, sobre una colchoneta y una manta de plástico. Debido a que la administración de Trump optó por procesar legalmente a los padres para enviarlos a prisión, sus hijos no pueden permanecer con ellos.
Si esto no fuera suficiente, grave e indignante días antes en el mes de abril desaparecieron 1,475 niños inmigrantes, tras haber sido separados de sus familias después de la detención en la frontera, nadie del gobierno estadounidense sabe dónde se encuentran los menores. El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS sus siglas en inglés) perdió el rastro de los niños inmigrantes después de haberlos entregado a familias de acogida. Al respecto Stephen Miller, asesor político de la Casa Blanca comentó que los menores no están bajo la custodia del Gobierno, ya que han sido entregados, que en algunos casos son familiares, y que la Administración ha querido realizar un seguimiento “voluntario” de los menores y no ha obtenido respuesta por parte de las familias adoptivas, además de que no existe ningún motivo para pensar que les ha pasado algo a los niños por el hecho de que no contesten el teléfono.
El día de ayer salió a la luz que de nueva cuenta el gobierno estadounidense perdió a 1, 488 niñas y niños, tras abandonar los refugios temporales, los cuales entraron de manera irregular al país, y no han sido localizados después de haberlos dado en adopción, exactamente de la misma forma como ocurrió en el mes de abril; por lo que ya suman 2,963 niñas y niños inmigrantes desaparecidos en 6 meses. El Departamento de Salud y Servicios Humanos se deslinda de nueva cuenta de toda responsabilidad, que de “Humanos” no tiene absolutamente nada. ¿Qué pasaría si fuera la misma situación pero en un solo caso de un niño estadounidense en México? ¿Si habría acciones al respecto o se actuaría de la misma manera irresponsable, cruel, indiferente e inhumna?
Entiendo que llevar a cabo una política exterior no es fácil y que es un instrumento de cooperación y entendimiento entre países en la comunidad internacional, pero el caso de las y los 2,963 niñas y niños desaparecidos va más allá de hacer declaraciones con todos los reflectores, hace falta diplomacia pero sobre todo la resolución del conflicto en forma inmediata. Hay declaraciones oficiales y no oficiales de funcionarios estadounidenses, y ¿del lado del gobierno mexicano? No es pedir que el Presidente electo se pelee con Trump sino de fajarse los pantalones y tomar acciones al respecto que en primera instancia den un posicionamiento real del gobierno mexicano y en segundo lugar acciones concretas al respecto. Esperemos que Enrique Peña Nieto hago algo al respecto, que a partir de ayer lunes está en Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU. De acuerdo al artículo 89 de nuestra Constitución Política una de las facultades y obligaciones del Poder Ejecutivo es dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales. Mientras que el artículo 76 señala que unas de las facultades exclusivas del Senado es analizar la política exterior desarrollada por el Presidente de la República, también su aprobación, modificación, suspensión o terminación de tratados internacionales; así que es cuestión de voluntad por parte de los Poderes Ejecutivo y Legislativo en ocuparse y lograr algo en este tema en particular.
ROSITAS
Víctor Manuel Barrios Director Jurídico del DIF municipal de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas declaró en una entrevista otorgada a Código Sur, que se encuentran de 8 a 15 niños en cada crucero de la capital del estado, que oscilan en edades de cero a 8 años, algunos acompañados por sus “supuestos padres” o en compañía de sus hermanos también menores de edad; los cuales se encuentran trabajando en las calles. No se descarta que sean niñas y niños que son explotados por familiares o extraños.
Quienes hemos vivido en la capital chiapaneca por años, sabemos que este no es un tema nuevo, se ha visto por largo tiempo, y que decir cuando vas a la ciudad de San Cristóbal de las Casas, cuando se ven por las calles a niños originarios vendiendo toda clase de productos. Dejaré el link de un artículo que escribí al respecto en meses pasados, donde Chiapas se hizo acreedor al distintivo “México sin trabajo infantil” más que una burla es querer tapar el sol con un dedo.
https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=812408522262050&id=721347428034827
También en el sur de país se vive la realidad de la migración, que en muchas ocasiones por falta de recursos económicos se tienen que quedar las familias migrantes por largos periodos viviendo en el estado de Chiapas, en lo que juntan el dinero suficiente para poder seguir su camino hacia el sueño americano.
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