Protesta Cipog-ez en Chilpancingo; exige obras y justicia por crímenes
ACAPULCO, Gro., 9 de abril de 2019.- El reportero Jesús Saavedra Lezama denunció que fue víctima de actos de intimidación por parte de integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) al cubrir su jornada de protesta en Chilpancingo.
A través de una carta abierta, relató que al documentar fotografías para las redes sociales de El Sol de Chilpancingo, medio donde labora, una persona cubierta del rostro le reclamó el por qué los estaba “fichando” y que si era un agente de Gobernación.
Sin embargo, señaló que pese a las explicaciones, se acercaron más encapuchados y lo obligaron de una forma agresiva a entregar su teléfono celular y borraron las imágenes que había tomado de la protesta, además de revisar los grupos de contacto de WhatsApp donde estaba incluido.
Por lo anterior, condenó las actitudes intolerantes de ese grupo de la CETEG y exigió a la dirigencia de ese gremio realizar las acciones necesarias para que garanticen la cobertura de los comunicadores y que no haya este tipo de intentos de coartar la libertad de expresión, por considerar a su libre consideración quiénes si y quiénes no pueden cubrir una protesta pública.
Aquí el texto íntegro:
Este martes por la mañana me correspondió cubrir las actividades de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), de una marcha que inició desde sus instalaciones en la colonia Burócratas e inició en la avenida Rufo Figueroa.
Ahí inicié esa cobertura y lo hice documentando fotografías para las redes sociales de El Sol de Chilpancingo, medio donde laboro desde hace casi 3 años y donde me ha tocado cubrir varias protestas sociales.
Cuando estaba enviando fotografías para un avance en redes sociales del periódico, antes de llegar al semaforo de Ciudad Universitaria en la avenida Lázaro Cárdenas, se acercó a un servidor una persona cubierta del rostro a reclamar porqué los estaba “fichando” y que si era un agente de Gobernación del estado.
Rotundamente negué esa situación y expliqué los motivos de mi presencia, que fue estrictamente periodística, más personas encapuchadas que iban al frente de la marcha se acercaron de manera intimidante con los rostros encapuchados a los que intentaba explicar que estaba cubriendo información exclusivamente.
No entendieron; recriminaron una y otra vez que si los estaba “fichando” y que entregara mi teléfono celular o de lo contrario me obligarían a caminar descalzo, a lo que respondí que no lo haría y que si me obligarían sería por la fuerza.
Pedían una identificación, que por desgracia no traía conmigo por prisas al salir de mi casa este martes precisamente y les hacía notar esa situación, que no entendieron lamentablemente.
Esas personas, en un tono agresivo obligaron a un servidor a entregar el teléfono celular, que se lo dieron a una dama, la cual borró las fotografías que había documentado y revisó los grupos de contacto de WhatsApp donde estoy incluido y que corresponden a mi actividad periodística y familiar.
Son situaciones lamentables y hechos fuera de lugar que no comparto, que no avalo y que por supuesto rechazo; el ejercicio periodístico no puede estar a condición de quienes se erigen como un gremio democrático.
Soy una persona que inició en los medios de comunicación en 1998 cuando egresé de la escuela de Ciencias de Comunicación de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), tiempo en el que he tenido la fortuna de trabajar, de colaborar en varios medios de comunicación, de eso hay constancia.
Soy un convencido de la libertad de expresión, sin excesos, sin cortapisas y con mucho respeto a las convicciones libertarias de este país.
Por eso me extraña que ahora un grupo de afiliados a la CETEG, pretendan inhibir, coartar y demeritar el ejercicio periodístico, por considerar a su libre consideración quiénes si y quiénes no pueden cubrir una protesta pública, es inconcebible.
No podemos ser aliados o enemigos en las circunstancias, que a su consideración los agremiados a la CETEG nos pretendan ubicar.
Mi madre y mi hermano son parte del magisterio en Guerrero, en una región por demás difícil en la región de la Montaña, de los cuales he entendido y aprendido sus penas y preocupaciones magisteriales, pero que nunca han llegado al extremo de acudir a esta intolerancia que hoy viví en esta capital.
De manera personal condenó las actitudes intolerantes de ese grupo de la CETEG que acometió a realizar estas acciones de intimidación y exijo a la dirigencia de ese gremio que tome las cartas pertinentes para que garanticen que la cobertura de los compañeros no pase por esas situaciones por demás lamentables.
Sirva esta carta para dejar el antecedente que no se permita el exceso de intentar coartar la libertad de expresión de ninguna persona o grupo, no se debe tolerar o permitir.
Agradezco la atención para la publicación de esta carta, las atenciones y solidaridad para un servidor de esta casa editorial y de mis compañeros de trabajo a los que aprecio y respeto, pero también a los que les pido que seamos los primeros en exigir que no haya este tipo de intentos de coartar la libertad de expresión.
Por la atención muchas gracias: Jesús Saavedra Lezama