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ACAPULCO, Gro., 27 de junio de 2019.- El doctor en filosofía, con especialidad en filosofía política y estudios de postgrado en la Pontificia Universidad Gregoriana, Luis F. Aguilar Villanueva advirtió que el gobierno, en cualquier país del mundo, no es el sabelotodo, el omnipotente; y quien lo piense, crea una fantasía de siglos pasados.
Este jueves, el académico presentó su libro Legitimidad y efectividad: los dos imperativos del gobernar, en el cual parte de la idea de que todo gobierno democrático tiene dos imperativos, uno la legitimidad y el otro la efectividad.
En entrevista al concluir el conversatorio que se desarrolló en el salón Dolores Olmedo del Centro de Convenciones Acapulco, Aguilar Villanueva explicó que cuando se habla de legitimidad, se habla de la legitimidad de cargo y la legitimidad de la actuación de un gobierno. “Cuando se habla de efectividad, es que no basta que los gobiernos sean legítimos en el cargo o la actuación, sino que tienen que ser eficaces, tiene que ser en resultados. En lo que estamos de acuerdo es en que un gobierno que no ofrece resultados, no gobierna y es más bien causa de desgobierno”, dijo quien formó parte del comité de expertos de la Organización de las Naciones Unidas en Administración Pública del que fue su relator y presidente.
Resaltó que el actual gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador tiene muy bien resuelta su legitimidad, pues la aplastante votación demostró gran confianza en él y generó grandes expectativas en su actuación.
Sin embargo, “el problema que está enfrentando como todo nuevo gobierno, es el de la efectividad porque difícilmente los gobiernos pueden ser efectivos solos. Ya no pueden resolver problemas, crear inversiones, generar nuevos futuros, implementar bienestar, sólo con sus recursos financieros, o con sus ideas, o con su personal; la magnitud del gobernar hoy requiere del gobierno y actores gubernamentales”.
Añadió que “los recursos legales, fiscales, administrativos y humanos, y los recursos de la empresa privada, de las universidades, de los colegios de profesionistas y de las organizaciones sociales también son necesarios”, pues aseguró que gobernar requiere más actores.
Durante su exposición en la presentación del texto editado por la Secretaría General de Gobierno, indicó que no se está siendo crítico de la democracia, sino de la forma de régimen institucional que la democracia ha tomado después de la segunda Guerra Mundial en los últimos años.
Dijo que la crítica académica radica en “el arreglo democrático” y “México no quería saber nada de partidos políticos”, de ahí la suposición de que un líder estaría “mejor conectado” con la gente y no los partidos, desvinculados a sus preocupaciones y necesidades fundamentales.
Sugirió repensar el papel de los partidos, pues han sido cuestionados, pese a las alternancias que se han visto como “gerencias de partidos”.
“Hay crispación, hay decepción contra el arreglo que tuvo la democracia y tendremos que buscar otro tipo de partidos, con otros arreglos y otras reglas y no sólo los interesados en las elecciones y a las mayorías”, expuso el filósofo en el conversatorio en el cual también participó la académica guerrerense, Sara Arce Sánchez.
En el conversatorio, moderado por el secretario de Gobierno, Florencio Salazar Adame, participó la fundadora del PRD, Ruth Zavaleta Salgado.