El presupuesto es un laberinto
Sobre la división de poderes
Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte. –Leonardo da Vinci.
Pensando en ti, abuelita Rosa.
En el artículo 49 Constitucional, queda asentado que: “El Supremo Poder de la Federación se divide, para su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial”. La separación de poderes se convirtió en la estructura limitante del poder a fin de impedir su abuso, y como consecuencia, garantizar la libertad individual.
El término “división de poderes”, implica que, hay separación de poderes en el sentido de que su respectivo ejercicio se deposita en órganos distintos, interdependientes, y cuya conjunta actuación entraña el ejercicio del poder público por parte del Estado. Esta división de poderes, deja implícito que de ninguna manera dos de los poderes pueden ser ejercidos simultáneamente por la misma persona o grupo de personas, queda también claro, que la relación entre los poderes debe de darse en un marco de reconocimiento de sus facultades y sus limitantes, siempre en un marco de respeto.
Cada poder, tiene una función determinada, el primer antecedente significativo de la doctrina podemos encontrarlo en el pensamiento del notable filósofo Aristóteles, que después de un severo análisis de varias Constituciones de su época, diferenció las funciones del Estado, concluyendo que legislar, administrar y juzgar son tareas que deben corresponder a instituciones diversas.
De acuerdo con Aristóteles, en la polis debe darse una división de funciones, en la que un órgano denominado asamblea deliberante resuelva sobre los asuntos comunes; al segundo, llamado grupo de magistrados, se le encomienda resolver sobre ciertos asuntos administrativos. Finalmente, no menos importante, un cuerpo judicial encargado de dirimir controversias mediante tribunales, mismos que se encontraban organizados por materias para un mejor funcionamiento.
¿Un poder es más importante que otro? No. Los tres se requieren con total autonomía, para ayudar a la tesis democrática de Robert Dahl, quien nos instruye que la génesis de la democracia es precisamente el establecimiento de un régimen de equilibrio y de contrapesos, entre todas las partes interesadas en participar en la rēs pūblica.
¿Por qué entonces damos mayor importancia al poder Ejecutivo?
Esto podría explicarse de varias formas, una es que ese poder se deposita unipersonalmente, otra es que el ser humano como animal que es, tiene respeto al macho alfa, y sociológicamente, sigue reconociendo al hombre fuerte, al tlatoani, al señor feudal, al príncipe, al rey, al emperador.
En los últimos días, hemos sido testigos de una embestida mediática a través de redes sociales, contra el poder judicial, o contra algunos de sus integrantes. Al oponerse a algunos designios del ejecutivo federal, son señalados como aliados del sistema que ha quedado atrás. Hay que tener cuidado con los brotes de autoritarismo, la tentación de ejercer de manera indiscriminada el poder, es inherente al ser humano, desgraciadamente la cita de Lord Acton, toma validez: “El poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente”.
Recordemos el caso de Alberto Fujimori, que, habiendo sido electo democráticamente a la presidencia de la república en Perú, al tener un congreso no mayoritario, provocó un autogolpe de estado, o un golpe de estado legislativo, donde disolvió el parlamento e intervino el poder judicial, siendo apoyado por las fuerzas armadas. Lo interesante es que, pese a la ilegalidad de los hechos, Fujimori tuvo en ese momento la aprobación a esa medida del 82 % de la población del Perú, dado el desprestigio que tenía el parlamento. Por lo que, si uno de los otros dos poderes, puede resultar incómodo para un ejecutivo empoderado, lo único que requiere para que la población aplauda un golpe de timón de esta naturaleza, es que los niveles de aceptación del otro poder sean bajos.
Si de manera continua son presentados como enemigos del pueblo, corruptos, distantes y ajenos a la problemática social, soberbios, la información repetida de manera continua (sea cierta o no) genera una percepción negativa. Hay voces que han hablado de la desaparición de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pese a que ya hay dos integrantes de la misma, propuestos por el actual presidente, aún no cuenta con una mayoría asegurada y menos aún, con una mayoría dócil.
El análisis que se desprende de lo anterior, es que el respeto a la independencia de los poderes, debe de imperar para conservar el equilibrio. Lo contrario, abriría el camino a un enfrentamiento de proporciones bíblicas. Algo que definitivamente no queremos, no necesitamos y no nos merecemos.
Solamente Juntos, Logramos Generar, recuérdenlo, Propuestas y Soluciones.
JLG