Teléfono rojo
Malas decisiones
La reunión era inusual: la habitación de un hotel de Tuxtla Gutiérrez, donde acudimos a encuentro de procuradores de justicia. Las revelaciones que escuché sobre el Caso Chavarría me dejaron impactado. Esa noche Alberto nos narró a Alfredo y al que esto escribe, los pormenores del encuentro que sostuvo con Trinidad Zamora Rojo (QEPD).
El entonces procurador, sacó de su bolsillo las anotaciones de los pormenores que el comandante con licencia, convaleciente de una heridas que le infligieron en servicio, le dio a conocer en la Ciudad de México a Alberto.
La trama del supuesto complot para privar de la vida a Armando Chavarría Barrera, como ya lo narró en su momento mi querido Tomás Tenorio Galindo (QEPD), apuntó a las más altas esfera de poder en Guerrero, de hecho, al conocer los detalles, sentí el peso de una loza sobre mí, saber no es bueno, (pensé en mi fuero interior), y hablar de algo que no te consta ni tienes pruebas, es peor.
De todo lo que se ha escrito al respecto, no tengo un juicio, ni siquiera por haber escuchado la extraordinaria narración a la que me refiero. Yo no estuve presente en esa reunión.
Lo que sí recuerdo de esa noche, es que le sugerí al procurador que le otorgara al comandante Zamora Rojo, el trato de un testigo protegido, para asegurar su integridad física.
El resto de esa desafortunada historia ya lo conocemos, Trinidad Zamora Rojo fue cruelmente asesinado, luego de que se reincorporó al servicio y fue comisionado a Chilapa. Con los datos que reveló el viejo policía, se activaron algunas actuaciones para seguir la línea de investigación que sugirió, lo cual a la postre, le costó la vida.
¿Por qué no se le tomó la declaración ministerial a Zamora Rojo?, ¿por qué no se le brindaron las medidas que requería para garantizar el accionar de la justicia?, sin duda se tomaron malas decisiones, y el crimen del más importante político de izquierda que se perfilaba a la gubernatura de Guerrero, permanece irresuelto.