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“Un poco más y a lo mejor nos comprendemos luego”, escribió y cantó Álvaro Carrillo
Es viernes y el cuerpo lo sabe.
Una enramada de un restaurante en Barra Vieja de nombre que termina en Mar, como muchos de los que existen ahí, fue el lugar elegido para el convite después de concluir el evento de inicio del programa federal de reparto ganadero en Guerrero.
Una larga mesa, tal vez para 20 comensales, la mayoría miembros de asociaciones de ganaderos, en camisa de cuadros, cinturones piteados, vaqueros y sombreros para reafirmar y no dejar mentir al estereotipo… y políticos.
En el centro, el anfitrión, el gobernador de Guerrero Héctor Astudillo Flores, camisa de mezclilla, departiendo con sus invitados, uno de ellos, a su derecha, el ensombrerado David Monreal Ávila, coordinador del programa ganadero del gobierno federal, miembro de la dinastía zacatecana que representa en ligas mayores su hermano el senador cuasi priísta, Ricardo de iguales apellidos.
Entre ellos dos, el secretario de Desarrollo Social en la entidad, virtual candidato del PRI al gobierno del estado en el 2021, Mario Moreno Arcos. Más a la derecha, Rodolfo Monreal, hermano de los zacatecanos, actual subsecretario de CICAEG, y cuota de don Luis Walton.
De lado de la izquierda del señor gobernador, el delegado del gobierno federal en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval, sudando a mares y refrescándose con una cerveza.
Astudillo Flores lleva el hilo de la conversación, generoso levanta el brazo y agrada a sus invitados con un ¡Salud!, levantando un caballito de líquido transparente con perlitas de cristal parecido al mezcal guerrerense.
Frente a él , el ex senador perredista Sofío Ramírez y el responsable de la Oficina del gobernador, el diligente, Alejandro Bravo; el secretario de la Sader Guerrero, Juan José Castro Justo, que le entró a todas las viandas con gusto. Aquí no hubo huevos de tortuga, que se dice, gustan al costachiquense de San Luis Acatlán.
Luego, la directora de Comunicación Social, Erika Lührs, que le presume a los presentes y a su jefe el gobernador, la calificación de las oficinas de Comunicación Social de los gobiernos de los estados en la República realizada por una empresa de CDMX, Guerrero en treceavo lugar entre los 32 evaluados.
— Doble wow, como manifestación de agrado, dijo Astudillo a la güera.
Cerca de ahí, el director de CICAEG, Javier Taja y otros funcionarios miembros de la burbuja astudillista.
El servicio a este pequeño círculo fue realizado con mesero de lujo, el hijo del secretario de Turismo, Ernesto Rodríguez Escalona, de apodo “Nono”.
Las viandas fueron sopecitos, pescadillas, caldo de pescado, camarones y pescado asado a la talla. Chelas, mezcal y la infaltable Coca Cola para fresas en flor, de los desubicados miembros del club fuera de lugar.
El invitado, Monreal Ávila, de parecido físico y hablar pausado como su hermano el senador, dijeran en la Costa Chica “parecen que los cagaron”, refrenda su amistad con el anfitrión conversando sobre el programa federal y su aplicación en Guerrero.
Se ofrece a ser parte importante para un mayor acercamiento con la federación.
Otros temas pasaron sobre la mesa, la presea Sentimientos de la Nación, los 100 años de Álvaro Carrillo, el bolero costachiquense y las coincidencias musicales entre los dos hombres fuertes en la entidad, su gusto y conocimiento por el bolerista chilenero oaxaqueño-guerrerense.
Llega el pescado a la talla sobre una gran charola. El mesero de lujo extiende la invitación, como se debe, primero a los dos hombres fuertes de la mesa.
— ¿Le sirvo? Le preguntó al delegado federal mientras señalaba la dorada carne del robalo asado en especias y mantequilla.
— Sí del lado de la izquierda por favor, sugirió Pablo Amílcar Sandoval, señalando la lonja hirviente del manjar. La sutileza política fue festejada en la mesa.
Antes de que el mesero de lujo preguntara al gobernador…
— ¿Y usted de cuál prefiere? Sorpresivamente le dije al ciudadano.
— Del mismo lado, respondió con sagacidad e inteligencia no exenta de humor el gobernador Astudillo.
Carcajadas.
Un ¡Salud! con mezcal guerrerense cerró la convivencia entre representantes del estado y la federación el viernes pasado en Barra Vieja.