Teléfono rojo
Demócratas al ataque
Quienes pueden renunciar a la libertad esencial para obtener un poco de seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad. – Benjamin Franklin (1706-1790) Político, polímata e inventor estadounidense. Padre fundador.
Si Donald Trump salva el impeachment, que sería equivalente a un juicio político en su contra, buscará sin duda la reelección y tiene buenas posibilidades de concretarla. La única manera de que su carrera política se viera truncada, sería por una traición en el Senado de sus correligionarios republicanos, que podrían hacer llegar a Mike Pence de la vicepresidencia y de ahí a la presidencia, con posibilidades también de ganar un primer período propio. La tentación debe estar latente, no creo ser el único que advierta esta posibilidad, así que dentro de los asesores de Mike Pence, deben estar considerando “dar un cabildazo”. Y en una carambola de tres bandas, deshacerse de un presidente incómodo y afianzar un nuevo liderazgo político. ¿Se atreverá Mike Pence? ¿Contará con los votos necesarios en el Senado para ello? Lo dudo. Así que lo más probable es que veamos a Donald Trump haciendo campaña abiertamente siendo Presidente y sin ningún recato utilizando hasta otras naciones para pedir información privilegiada de sus contendientes.
Lo de solicitar ayuda a Ucrania contra Joe Biden no puede calificarse más que con una palabra: canallada. Tres distinguidos juristas especializados en derecho constitucional, citados a declarar por los demócratas, aseguraron este miércoles ante el Comité Judicial de la Cámara Baja de Estados Unidos que el presidente Donald Trump abusó de su poder al pedir a Ucrania que investigase al ex vicepresidente Joe Biden y a su hijo por posible corrupción en ese país. El profesor de Derecho de la Universidad de Harvard Noah Feldman, lo manifestó claramente y tanto la profesora Pamela Karlan, de la Universidad de Standford, como el profesor Michael Gerhardt, de la Universidad de Carolina del Norte, coincidieron con Feldman al subrayar que Trump “golpeó a la democracia” estadunidense al pedir a un gobierno extranjero que interfiriese en las próximas elecciones. Gerhardt fue un paso más allá y aseveró que Trump ha cometido “varias ofensas” que merecen su destitución: soborno, abuso de poder y obstrucción a la justicia.
El intento de impeachment tiene un efecto mediático/político, le resta credibilidad al presidente, que miente sin empacho ante las cámaras de televisión y que ha llegado a decir qué, si fuera imputado por algún delito, se otorgaría a sí mismo el perdón presidencial. Su cinismo es ilimitado.
Mientras tanto en la otra esquina del ring, los demócratas están buscando quien abanderará su causa. Hasta hace poco tiempo la contienda parecía centrarse entre tan solo tres personajes, la senadora Elizabeth Warren, de 70 años, (pesa en contra de ella que analistas de Wall Street, consideran que se produciría una debacle financiera en caso de un eventual triunfo de ella a la presidencia, por su ideología cercana a la izquierda), Bernie Sanders, el independiente ahora demócrata de 78 años, quien también es visto como progresista en temas económicos y de derechos y libertades y por último Joe Biden, el vicepresidente de la administración de Obama, que cuenta con 77 años y que se yergue con su 1,83 metros de estatura, como el mejor posicionado.
Moderado, y con la carta de presentación de haber sido parte de la administración de Obama, una de las administraciones demócratas más prestigiadas. Era el favorito. Hasta ahora.
Ante la falta de candidatos con el arrastre necesario, desde Nueva York se alzó una voz, la del multimillonario Michael Bloomberg, también de edad avanzada (77 años) 53 veces más rico que Donald Trump (a quien se le calculan mil millones de dólares) y seguramente 53 veces más inteligente, el empresario que cuenta con una fortuna personal de 53 mil millones de dólares dijo textualmente que está dispuesto a hacer lo que sea necesario, cueste lo que cueste, para impedir una reelección de Donald Trump. Antes de tomar una determinación debió haber hecho un estudio profesional minucioso de sus posibilidades. Invirtió para empezar cerca de 31 millones de dólares (más que cualquiera de sus competidores demócratas) para decir: ¡Aquí estoy! Hay que recordar que él ha estado ausente de los cinco debates previos que no han dado un ganador indiscutible.
Esta pléyade de estrellas grisáceas, ha hecho que Bloomberg decidida participar. Bernie Sanders (millonario también, pero de menores vuelos), ha dicho que una elección no debiera poder comprarse. Pero resulta que Michael Bloomberg ya ha dispuesto de un fondo de 150 millones de dólares para la precampaña. No me quiero imaginar lo que estuviera dispuesto a gastar para ganar la presidencia. Por lo pronto, su nombre se coloca y con un letrero luminoso, en el tablero electoral.
Por otro lado, hay un nuevo jugador emergente en el universo demócrata, se trata de un candidato poco convencional, es un millenial de 37 años, ex militar, alcalde de una pequeña población (South Bend) en Indiana, de poco más de 100 mil habitantes, Buttigieg se graduó magna cum laude de Harvard en 2004, recibió su Licenciatura en Historia y Literatura y escribió su tesis sobre la influencia del puritanismo en la política exterior de los Estados Unidos. Buttigieg también fue honrado con un título de honores de primera clase en Filosofía, Política y Economía en 2007 del Pembroke College en Oxford. ¿Qué lo hace diferente además de la juventud? Resulta que Pete está casado, desde 2018 con Chasten Glezman y que el nombre no nos confunda, Chasten es un profesor de secundaria, de 30 años de edad. Es el primer precandidato abiertamente gay a la Presidencia de Estados Unidos. Esto ha estremecido a los conservadores y ha arrastrado a una oleada de simpatizantes de la población LGBT, y hay quien lo apoya, por ser gay, sin importarle que lo sea, o a pesar de serlo, dada su simpatía y capacidad intelectual.
Dudo mucho que Pete pueda alzarse con la candidatura, pero es claro que jugará un papel preponderante en la convención demócrata. Incluso, podría ser un eventual atractivo compañero de fórmula, para cualquiera de los no-tan-jóvenes candidatos que podrían emerger con la nominación, una fórmula B/B: Bloomber/Buttigieg, podría contar con el equilibrio y la fuerza necesaria para lograr recuperar para los demócratas la Casa Blanca.
Analizaremos cómo se comportan las preferencias en las elecciones primarias, y el tema dará mucho para escribir en las próximas fechas.
¿Usted por quién votaría?
Ojalá los demócratas comprendan que solamente Juntos Lograrán Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.