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Teléfono rojo
El tiempo de las organizaciones sociales
En las últimas dos décadas el desgaste de los partidos políticos como organismos para canalizar las aspiraciones y demandas de los ciudadanos ha venido en caída libre. Para normarse un criterio claro, sólo basta con investigar el grado de confianza que inspiran. Cualquier encuesta revela que se confía más en el ejército, en las organizaciones civiles e incluso en las iglesias, que en los partidos.
Con los años también ha quedado suficientemente claro que, como contundentemente sucedió en 2018, a los electores no los convencen los institutos políticos, mucho menos sus postulados o plataformas, porque es obvio que en las urnas la gran mayoría votan por los candidatos, no por los logotipos.
Y si hablamos de militancia, el panorama se torna más patético. En base a los resultados de las profundas depuraciones que han tenido que llevar a cabo los partidos por determinación legal del INE, se ha podido conocer su número real de militantes y en absolutamente todos los casos, los números son deplorables. La militancia genuina casi no existe, los simpatizantes sí, pero eso y nada es lo mismo.
En las actuales circunstancias pandémicas, que no tienen para cuándo terminar, el poder de convocatoria partidista se va a reducir a casi nada, porque no creo que nadie sea capaz de mantener un rebaño grande, si pretende pastorearlo a nivel digital, ya que presencialmente no se puede y no se sabe hasta cuándo se podrá.
Es por ello que puede ser el momento para que las organizaciones sociales, que en Guerrero son numerosas y muchas de ellas con importante membresía, dejen de ser meros entes generadores de votos y pasen al protagonismo. No hay que olvidar que esas organizaciones, la mayoría de ellas productivas en muchos sectores, han aportado más de 800 mil sufragios en pasados comicios, de ese tamaño es su peso.
Es por eso importante, seguir el paso a los intentos de conformar una amplia alianza que permita por supuesto la postulación de candidatos que genuinamente representen a la sociedad y no únicamente a grupos políticos o a intereses de otro tipo como ha venido ocurriendo.
Ya el Foro Permanente de Organizaciones Sociales y el Movimiento Campesino Guerrerense han estado avanzando rumbo a la integración de este gran frente, por lo que seguramente pronto se convocará a una gran asamblea donde se defina un programa de acción, que por supuesto le dé prioridad a la reactivación de la actividad económica que tanto urge en Guerrero, sobre todo en el tema agrícola, que ha sido soslayado y menospreciado por la 4T.
De concretarse, seguramente habrá interés de algún partido, porque es bastante obvio que tantas canicas en el saco serán muy codiciadas, pero si no lo hay, está la figura de las candidaturas independientes, que aunque limitadas y acotadas, pueden ser la opción en muchas regiones.
Algo tendrá que suceder, pero lo importante es que los guerrerenses organizados dejen ser parte de la escenografía y se conviertan en actores, porque eso de ser carne de cañón en las campañas, matraqueros y aplaudidores, es un papel muy triste que hay que dejar atrás.