México ante su mayor amenaza
Turismo sin destino
En el sector turístico de Guerrero existe mucha prisa reanudar las actividades pero se carece de planeación y estrategia. La falta de una política pública en la materia puede cobrar una factura mucho más cara de lo que ya está haciendo en estos momentos.
La actividad económica se trata de un sistema complejo el cual involucra una multiplicidad de dimensiones de la actividad humana, ya sea en modo directo o indirecto.
Autoridades y prestadores de servicios de la localidad, están ignorado las dimensiones del problema al plantear la reapertura en términos de campañas de propaganda o de acatamiento de protocolos sanitarias, lo cual carece de sentido. De la misma manera que las bravuconadas de amenazar con reabrir por encima todas las disposiciones de la autoridad, so pretexto de que la falta de ingresos resulta ya insostenible. Esas posturas terminan metiendo ruido y carecen de propuesta alguna para encarar la problemática que está comenzando a sentirse.
La crisis en el sector turístico es, en primer lugar, una crisis de demanda, al verse impedida la movilidad de personas. A diferencia de la industria de bienes, en la industria turística no hay stocks. No es posible almacenar noches de hotel, reservas de mesas de restaurante o boletos de avión no vendidos.
Lo que está por venir es un escenario futuro de comercialización agresiva, con rebajas de precio generalizadas, mayor peso doméstico y un nivel de ventas muy inferior a otros años. Se anticipa por tanto una recuperación lenta.
La Organización Mundial de Turismo calcula que en 2020 el número de viajeros internacionales se reducirá hasta en un 30 por ciento y augura una caída en los ingresos de 300 a 450 mil millones de dólares. El Word Travel and Tourism Council, por su parte, calcula que la actual crisis destruirá 75 millones de empleos en el sector.
Será hasta que tengamos suficiente control sobre el Covid-19 como para relajar las restricciones de movimiento, tras semanas de trabajar desde casa, cuando algunas personas podrán gastar el dinero ahorrado durante el confinamiento. Pero también entraremos en un período en el cual muchas personas habrán perdido y perderán empleos.
Por lo tanto, el viajero probablemente planificará vacaciones cerca de casa y el turismo tendrá que enfrentarse a un mercado que será, durante un tiempo, 100 por ciento local. La recuperación será por zonas e inicialmente muy dependiente del turista doméstico y de proximidad, por lo que los primeros viajes que se reactiven serán aquellos a destinos cercanos, es decir, viajes de un día (excursionismo) o de fin de semana.
Estamos ante una oportunidad de lanzar nuevas estrategias de experiencias turísticas desde y para los locales. Las ofertas de viajes por carretera más asequibles son una oportunidad para que empresas y destinos colaboren. Un tipo de viaje en el que tendrán un valor añadido adicional aquellos que sepan trasladar al turista una imagen de higiene extrema y seguridad. Será necesario conocer mejor al viajero y se hará imprescindible conectar con los turistas en mayor grado.
Tanto turistas como destinos necesitarán mayor información, deberán estar alerta ante cualquier imprevisto y buscarán alternativas a espacios concurridos y actividades colectivas. La necesidad de viajar no desaparecerá, pero se habrá transformado en una manera de viajar que hoy desconocemos.
Generar los puentes y el diálogo entre los viajeros y la industria hacia la reactivación del sector, proteger los derechos de los turistas, los intereses del sector y establecer pautas de servicios inteligentes son acciones que pueden empezar a realizarse definiendo una clara estrategia para reactivar al turismo en el mediano plazo.
En el terreno local, gerentes de hoteles de gran turismo dan por hecho que reabrirán el 1 de julio ya que las autoridades han ido postergando la fecha y eso genera incertidumbre. Pero, la terminación del confinamiento no es un asunto de decretos en cambio pone en evidencia que ni gerentes hoteleros ni líderes sindicales han visualizado una estrategia para reanudar actividades.
En cambio se alienta el incumplimiento de los protocolos y otra serie de acciones que hacen más vulnerable a la población y si vienen nuevas oleadas de la pandemia, será más difícil lograr la reanudación de las operaciones en el sector.
El turismo, que ha sido de los primeros sectores en frenar, no podrá plantear su reestructuración con posturas que constituyen más presión política que propuestas de cambio en la operatividad económica.
Todo dependerá de las medidas que los gobiernos tomen tras la crisis sanitaria y de las posibles nuevas oleadas del virus en distintas partes del mundo, pero también del comportamiento de los viajeros. Cuanto más dure la crisis, más difícil será la supervivencia de las empresas del sector turístico, especialmente la de las pequeñas y medianas empresas (pymes), que representan gran parte del tejido empresarial.
Con cielo aborregado a los tres días se está mojado, diría la abuela.