
Caminos del sur
Momentos de penumbras
Las condiciones de debilidad económica y las desigualdades prevalecientes antes de la llegada de la COVID-19 a Guerrero, agudizan los efectos de las medidas de confinamiento implementadas para la contención de los contagios y reducen la capacidad de respuesta de las autoridades.
Es fundamental, analizar los efectos que la pandemia ha tenido sobre 1. los ingresos de las personas trabajadoras, en formalidad e informalidad; 2. los niveles de pobreza; 3. el consumo privado; 4 las dinámica de la economía local tomando al turismo como piedra angular de la actividad económica en el estado; 5 las repercusiones de los precios del petróleo y 6. Los ingresos por remesas.
En esta ocasión nos limitaremos a lo que hasta ahora, ha sido el impacto negativo para la actividad de los viajes. En realidad, el turismo aún se encuentra cerrado, pero cuando resurja, no será el mismo porque el mundo va a cambiar después de la pandemia de coronavirus. La gente no viajará como lo hacía y habrán distintas formas de interacción a las que el sector tendrá que irse acoplando. Y en lo que la recuperación llega, lo más importante será preservar empleos y evitar que las empresas lleguen a la quiebra.
Para Guerrero, la actividad de la que hablamos se encuentra contenida en un contexto de severas complicaciones.
Los datos más recientes nos indican que el inicio de la pandemia del Covid-19 en México ocasionó que el PIB Turístico (con cifras desestacionalizadas) se desplomara 47 por ciento durante el segundo trimestre del año, en su comparación anual, más del doble de la caída del PIB nacional, y 49.6 en el consumo turístico interior.
En el desglose del PIB turístico, el componente de bienes entre abril y junio descendió 48.3 por ciento y el de servicios 46.7, en comparaciones anuales. El PIB de hoteles y restaurantes en el segundo trimestre cayó 70.
Entre abril y junio, el producto interno bruto (PIB) del turismo se desplomó 47 por ciento anual. Es el más bajo desde que hay registro.
Frente al periodo de enero a marzo de 2020, el PIB del segundo trimestre cayó 43.1 por ciento, con lo que registra también la baja más pronunciada desde que hay registro, pero viene en contracción desde finales de 2019.
La caída en la actividad económica se debe tanto a una menor prestación de servicios como en la venta de bienes asociados con el turismo. La baja de ambos es de más de 40 por ciento respecto al primer trimestre de 2020 y se acerca a 50 por ciento al comparar los datos respecto al año pasado.
Ese consumo en suma cayó 46 por ciento trimestral y 49.6 por ciento anual; afectado tanto por un menor número de turistas mexicanos como internacionales.
El consumo de los turistas nacionales entre abril y junio fue 37.5 por ciento más bajo que al inicio del año y a tasa anual resultó 41.3 por ciento inferior. Esto a medida que el consumo de visitantes internacionales cayó 88.8 por ciento en el segundo trimestre del año respecto al primero y 89.9 por ciento a tasa anual.
Todos estos datos dan una idea del estado en que se encuentra la actividad en el contexto nacional, dentro de la cual está Guerrero. Para solucionarla no basta salir a bloquear la costera, o hacer una promesa electoral fútil como bajar el costo del peaje en la Autopista del Sol o canalizar más recursos a la promoción. O demandar apoyos económicos y subsidios.
Se debe de ir más allá de las ayudas e incluir inversiones estratégicas en toda la cadena productiva de la entidad, no sólo en turismo, ya que los subsidios, por más alcance que tengan, si no impulsan la producción, no generarán recursos suficientes y no habrá dinero que alcance para sostener y fortalecer el desarrollo nacional.
La pandemia del COVID-19 es uno de los desafíos más serios que ha enfrentado la humanidad en tiempos recientes. Todavía se desconoce lo que podrá ser su costo total en vidas humanas. De manera simultánea a la pérdida de vidas y a la profunda crisis de salud, el mundo está siendo testigo de un colapso económico que impactará de manera severa el bienestar de grandes segmentos de la población durante los próximos años.
Algunas de las medidas que se están tomando para contrarrestar la pandemia afectarán nuestras vidas en el futuro de manera no trivial. Entender la relación entre los diferentes elementos del problema para ampliar el espacio de la política con una comprensión completa de los efectos sociales y económicos que las medidas que se adopten pueden traer consigo, es el propósito de este espacio.
En primer lugar, Se debe proteger los ingresos de los hogares y las fuentes de empleo.
En segundo lugar, habría que enfocarse en la disminución de los riesgos que comprometan la estabilidad del sistema financiero, para promover una recuperación más rápida. En tercer lugar, fortalecer la capacidad de respuesta del gobierno. En cuarto lugar, es necesario favorecer políticas que incorporen el enfoque de género. Por último, diseñar medidas de reapertura graduales y basadas en evidencia, que eviten picos de contagio y períodos de confinamiento más prolongados que profundicen la recesión que se experimenta.
En los momentos de penumbra, hay que prender una vela y no estar maldiciendo a la oscuridad, diría la abuela.
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Fuentes
Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática.
Instituto Belisario Domínguez. Senado de la República