La lucha sigue|Artículo de Emilio Ulloa
De pactos a pactos
¿Por qué se salió del PRI?, le pregunté a Florencio Salazar, poco después de la elección de Vicente Fox como primer presidente de la alternancia democrática, siendo Florencio ya funcionario del flamante gabinete panista.
Ágil de mente, como preparado para la pregunta, respondió casi ipso facto, “yo no me salí, el PRI se salió de mí”.
Por algo parecido se me ha ido saliendo AMLO y su 4T. A golpe de fracasos, desatinos, engaños, ocurrencias y despropósitos, cometidos durante su presidencia, luego de votar por él con ánimo y convicción afines a los de millones de mexicanos que anhelamos el cambio virtuoso y capaz en este México nuestro.
El golpe más reciente y doloroso, la elección del candidato de Morena para Gobernador de Guerrero, y el debate sobre las opiniones de colectivas feministas, propias y ajenas de su partido, que definió la “encuesta” final, misma, pero revolcadísima gata de las dos anteriores.
Hubo Toro, por encima de cinco aspirantes, sin Walton ni Amilcar, y María De la Luz Núñez Ramos, que fue precandidata… ¡en Michoacán! Mentira, simulación, manipulación, trampa, marca de los anteriores, mañosos, reaccionarios y corruptos.
Chale, qué agüite. Como me dijo un carnal, “me cai que no quiero criticar al Peje, nomás pa’ no conceder y alentar a los Amlo-haters con su “¿ya ves?, te lo dijimos guey”.
Pero neta que ya me vale. Y es que se pasa el preciso, no me ayuda nadita a defenderlo, chingao. Ya chole, dijo, como pensando “no oigo, no hablo, soy de palo, tengo orejas de pescado”. Lo que habría sido fiel a su genio y figura, dicharachera, ocurrente y contestataria tan de él y sus mañaneras.
Confieso que me divierte y satisface el bullying, por el insólito giro del poder y sus actores principales. Por qué no bullear un rato a los que hace ratote nos han bulleado.
El Peje se pasa, a la hora de explicar motivos, argumentar razones y sustentar con hechos, más que dichos, sus acciones y decisiones. A la hora de enseñar, guiar el rumbo y marcar el paso, vuelve a sus dicharachos, y eso irrita. Sí, el pueblo quita y el pueblo pone, es bueno y sabio, no se equivoca ni abusa, sí, usted y ustedes no parecían ser como los de antes, pero discursos tan chafas, no convencen. Al menos a mí, ya no me divierte ni satisface. Siento que me trata, y habla como… pendejo. Como si no entendiera más que con mera retórica.
Y peor el Toro, que no ayuda a su presunto compadre, y ni a las presuntas agresiones y violaciones que le acusan, a pesar de que pudiera fácilmente, defender su inocencia, con su verdad y versión de la historia. Pero nomás no ha dicho, ni declarado nada. Eso bastaría. Una simple y creíble coartada. Con eso, pero ni eso. Y así, ni cómo defenderlo.
Yo voté por usted y he defendido y hasta reclamado el beneficio de la duda, dos años, tiempo mínimo suficiente para llevar a cabo sus planes y programas.
Me convenció y me emocionó su elección. Creo en sus ideas y prioridades, comparto sus ideales y esperanza.
Considéreme su simpatizante y hasta aliado, pero no incondicional, acrítico.
Puedo ser su seguidor, pero no su fan, puedo ser feligrés, pero no complaciente, exigente. Véame, tráteme como compañero, no como un discípulo. Cambie su pacto con Félix, no lo rompa. Reivindíquense con un pacto virtuoso, de ganar la elección estatal, posible y muy probable, hagan un gobierno serio, responsable, respetuoso, decoroso, digno, honesto y presentable.
Como dicen los jóvenes en las redes sociales: seamos serios. De lo contrario, perderemos la oportunidad de transformar las condiciones de vida de nuestra gente, de construir juntos la 4T en el estado.
Recordemos, recuerde, que cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.