
Claudia Sheinbaum: defensa incansable de la soberanía nacional
Atemorizante avance tecnológico chino
Sin duda, China ha sido un protagonista destacadísimo de la historia de la humanidad, aportando novedosas tecnologías que transformaron al mundo en su momento. La invención de la pólvora, puede ser el ejemplo más conocido.
Muy recientemente, el país asiático volvió a ser noticia en el mundo científico, aunque de forma negativa, al ser responsabilizado por numerosos hombres de ciencia, de la creación del virus SARS-COV2, responsable de la pandemia de COVID 19 que aún está asolando al mundo entero.
Tal afirmación, mantiene viva una polémica entre hombres de ciencia, pues unos dicen que el virus fue creado artificialmente y liberado a propósito y otros dicen que se creó de forma natural y se diseminó entre la población mundial, como consecuencia del cambio climático, la invasión de espacios habitados por fauna silvestre y otras razones de índole ecológica.
Estas aseveraciones pueden ser o no ciertas, pero lo que es indudable es que el avance científico y tecnológico de China está logrando cosas que sus principales rivales o competidores, Estados Unidos y Rusia, no han podido lograr, en tres campos, principalmente, planteados aquí en orden alfabético: ciencia cuántica, exploración espacial y nanocatálisis.
CIENCIA CUANTICA
Desde que China lanzó el primer satélite cuántico del mundo, en 2016, el Micius; la nación ha pretendido liderear la investigación cuántica para crear comunicaciones globales imposibles de piratear.
La comunicación cuántica segura, utiliza partículas cuánticas entrelazadas, que no pueden describirse independientemente unas de otras en términos de ciertas propiedades físicas y de comportamiento que actúan como un sistema, incluso cuando están físicamente alejadas.
Así, en 2017, el Micius permitió que las partículas entrelazadas cuánticas se entregaran como claves de cifrado entre dos estaciones terrestres separadas, una cerca de Viena y otra en Beijing, a 7.400 kilómetros de distancia, logrando así la primera teleconferencia con cifrado cuántico del mundo
Ante tales resultados, los chinos ahora esperan grandes avances en los campos de la comunicación cuántica a gran escala, la simulación y la computación cuántica escalables, y la metrología cuántica o uso de técnicas cuánticas en la medición de alta precisión.
Claro, los Estados Unidos reaccionaron severamente emitiendo un comunicado oficial sobre seguridad nacional, donde destaca la necesidad de “reinvertir para retener nuestra ventaja científica y tecnológica y una vez más liderar” en tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la computación cuántica y si bien los gringos con sus gigantes tecnológicos como IBM, Google y Microsoft, se consideran líderes indiscutible en computación cuántica, la realidad es que China tuvo casi el doble de solicitudes de patentes que Estados Unidos para la tecnología cuántica en general en 2018, incluidos los dispositivos de comunicaciones y criptología.
Y para eliminar cualquier duda al respecto, los “chinitos” hicieron algo que no habían hecho los “güeros del norte”: la computadora cuántica de China, Jiuzhang, realizó un cálculo en 200 segundos, que a una supercomputadora convencional le tomaría 2.500 millones de años completar.
INVESTIGACION ESPACIAL
En materia de tecnologías espaciales, China siempre ha estado detrás de Estados Unidos y Rusia, a pesar de haber lanzado cientos de satélites, entre éstos el primero con tecnología “6G”; tiene dos laboratorios espaciales en órbita y ha realizado varios vuelos tripulados. Sin embargo, hasta ahora no había dejado su huella en un campo históricamente dominado por los mencionados EU y Rusia.
Afortunadamente, esto cambió totalmente: en diciembre de 2020, la nave Chang’e-5, regresó a la Tierra con las primeras muestras lunares recolectadas en más de cuatro décadas y hace unos días, el rover “Yutu-2”, se posó en el lado oculto de la Luna, un sitio poco explorado, porque la Luna bloquea todas las señales de radio, frustrando las comunicaciones entre la nave espacial y la Tierra y entonces, para solucionar este problema, los chinos pusieron un satélite en órbita lunar, que retransmitía a nuestro planeta las señales del Yutu-2, que logró las primeras observaciones de la composición química debajo de la superficie del cráter de impacto Von Kármán, en la cuenca del Polo Sur-Aitken, que tiene 2.500 kilómetros de diámetro y 8 Km. de profundidad siendo la cuenca más grande, profunda y antigua de la Luna.
Y para que el mundo vea que es cierto su avance, China está tomando medidas para abrir sus instalaciones espaciales a académicos extranjeros; apenas en marzo pasado, se anunció que anunció que astrónomos extranjeros pueden acceder a su radiotelescopio esférico de apertura de quinientos metros , el observatorio de radio de un solo plato más grande del mundo.
También planea abrir su nueva estación espacial a proyectos de investigación internacionales a fines de 2022 y así, junto con la Estación Espacial Internacional serán las únicas estaciones espaciales en órbita en pleno funcionamiento.
La estación espacial china, diseñada para albergar tres astronautas durante un máximo de seis meses, facilitará misiones chinas a largo plazo.
Cabe señalar que las próximas misiones Chang’e 6 a 8 tienen como objetivo sentar las bases para una base en el polo sur de la Luna, construida con Rusia, para albergar astronautas y sería un sitio de despliegue para una exploración espacial más profunda.
NANOCATÁLISIS
Un tercer campo en que los chinos están metiéndole todo, es la investigación sobre nanocatálisis, que utiliza nanopartículas ultrafinas para aumentar la velocidad de una reacción química.
Un ejemplo muy simple: el desarrollado nanocatalizadores que pueden convertir el metano en etileno, que forma la base de muchos plásticos, a temperatura ambiente, un paso importante para hacer que el proceso sea más rentable, porque normalmente se requieren altas temperaturas para lograr la conversión.
Los nanocatalizadores de metales como el oro; los de óxidos; los de carbono y varios compuestos, tienen el potencial de impulsar importantes avances en tecnologías de energía renovable, biocombustibles, purificación de agua y producción química.
Para darnos cuenta de la importancia de este tema, baste decir que, durante las últimas dos décadas, los nanocatalizadores han sido el foco de un número creciente de artículos y estudios científicos publicados en todo el mundo y si en 1990 se registraron 1.500 artículos o estudios al respecto, en 2018 la cifra fue de 205.000 publicaciones.
Los chinos han logrado grande avances en este tema, uno de éstos se llama ‘nano-netcage’; una estructura hueca en forma de cubo tridimensional que puede reducirse al tamaño de un solo átomo y están explorando el potencial del uso de nano-jaulas de red en procesos que convierten la energía solar y eólica en gas hidrógeno, una fuente de energía de emisiones casi nulas.
Otro dato que evidencia el interés chino en el tema, es la cantidad de 300 becarios jóvenes distinguidos que han estudiado en el extranjero y que reciben una subvención de entre 2 millones y 4 millones de yuanes, entre 309 mil y 618 mil dólares, de la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China, si continúan sus trabajos su investigación en casa, después de pasar un tiempo en el extranjero.
Y destaca en esto el ejemplo de Li Yanguang, que pasó ocho años en los Estados Unidos trabajando en síntesis de nanomateriales durante sus estudios de doctorado en la Universidad Estatal de Ohio en Columbus, antes de centrarse en la nanocatálisis, como investigador postdoctoral en la Universidad de Stanford en California y que regresó a China en 2013 para convertirse después en uno de los químicos de nanomateriales más citados del mundo, habiendo obtenido más de 30.000 citas para sus artículos en 2019.
Estos y muchos otros avances denotan el inminente papel hegemónico de China en un mundo inmerso en una irrefrenable carrera tecnológica y nos explica, en cierta forma, la preocupación de los gringos, porque están perdiendo el control tecnológico que han ejercido sobre las demás naciones desde hace décadas y recuerden los berrinches de Trump con los teléfonos celulares chinos.