Abatir la impunidad, la madre de todas las batallas
Un improvisado en la Secretaría de Turismo
“Nadie sabe, nadie supo”, decía un personaje de historietas conocido como El Monje Loco. Lo mismo se preguntan los miembros colegiados del sector turismo en busca de argumentos, razones, motivos, que llevaron a la gobernadora Evelyn Salgado a designar a “un improvisado”, eso dicen sus pares de Santos Ramírez Cuevas, como el secretario de Turismo del estado de Guerrero.
Y no es que el Colegio de Licenciados en Turismo del Estado de Guerrero sea una organización con legitimidad académica, moral y política como para cuestionar la designación de la gobernadora morenista, cuando siempre ha actuado como un apéndice al servicio del poder, ya sea el PRI o el PRD. Ellos bailan al ritmo que toque quien manda.
Sin embargo, más allá de que la designación de Santos Ramírez como responsable de la actividad turística en la entidad no cayó en uno de los suyos y de ahí podría fundamentarse el rechazo, los cuestionamientos que hacen los colegiados al recién nombrado secretario tiene alguna fundamentación.
Ellos afirman que Santos Ramírez es egresado de una escuela patito, que no habla inglés o lo hace muy mal, menos francés, idiomas que consideran básicos en esta actividad, que el señor no ha estado dentro de la actividad turística sino que lo ha hecho a través de una actividad colateral, pues es agente de viajes y su máximo logro es haber presidido al organismo que aglutina a algunas agencias de viaje (AMAV).
Lo acusan de cometer irregularidades, actos de corrupción pues, al alimón con el secretario de Turismo del gobierno municipal de Adela Román Ocampo, José Luis Basilio, “hicieron la transa de una certificación patito para informadores turísticos que protestaron, por el costo de 1,000 pesos”.
Los colegiados aseguran que “la transa la suspendieron porque Basilio temió perder la chamba”, pero la amistad entre ambos llevó a Santos a nombrar al hijo Iván Basilio, como subsecretario de Promoción en la Secretaría de Turismo.
Dicen los denunciantes que el nombramiento de Santos Ramírez ya ha provocado roces entre él y Guadalupe Soberanis, la otra subsecretaría, “que tampoco habla inglés ni francés”. Claro que esto ya es peccata minuta, si se considera que el eterno ex secretario de Turismo priísta, Ernesto Rodríguez Escalona, tampoco atinaba con el idioma de Shakespeare.
En un documento enviado al columnista aseguran que “Santos era poco conocido en el sector y nunca fue un turistero destacado, no es académico, no es conocedor, no tiene experiencia en la administración pública y en políticas públicas”.
Y concluyen: “Fue una imposición por compromiso, así que no es del agrado de la gobernadora Evelyn Salgado, a quien dejó en ridículo al llevarla a anunciar un vuelo de Aeromar Acapulco-Toluca, línea que está intervenida por el SAT por una deuda de 104 millones de pesos y ha sido embargada, debe nóminas a sus trabajadores y va a la quiebra”.
“Javier Delgado Parra y Alan Aricendi Moreno Medina, apoderados legales del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), solicitaron el embargo de bienes, marcas y caja de Transporte Aeromar por un adeudo de 107 millones 877 mil pesos de la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA)”, reseña la prensa.
“Venimos a solicitar que se decrete el embargo precautorio sobre bienes propiedad de (Transportes Aeromar), toda vez que se tiene temor fundado de que la demanda los dilapide incumpliendo lo establecido en el Convenio para la Recolección y Entrega de la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) en la modalidad de plazo fijo con Contraprestación sin Garantía”, señalan los abogados del AICM.
Dicen sus detractores que fue el primer affaire bochornoso del secretario de Turismo de la 4T guerrerense, que entre otras cosas, asegura la misma fuente le dijo a la gobernadora: el servicio de limpieza y orden en Acapulco no es responsabilidad del gobierno del estado, es del municipio; no se necesita promocionar los congresos, ellos vienen solos; a Taxco no hay que hacerle promoción, hay que darle recursos a sus hoteleros; y Acapulco está muy bien, apenas abajo de Cancún. Todo eso aseguran sus detractores.