El agua, un derecho del pueblo
27 de octubre 1849. 2ª. Parte
Viva España, pero hermana y no dominadora de América.
José María Morelos y Pavón. Sacerdote, militar y político novohispano (1765 – 1815).
En 1820 Apodaca, en vista de que Guerrero no podía ser derrotado, comisionó al coronel Agustín de Iturbide (artífice de la caída de Morelos, y quien se encontraba retirado desde 1816) como comandante de las fuerzas realistas en el sur del país.
Pronto, Iturbide se dio cuenta de que las fuerzas de Guerrero conocían mucho mejor que los realistas la zona montañosa de Guerrero, y no podían derrotarlos; por su parte Guerrero estaba aislado del país y no podía seguir solo la lucha. Por los motivos antes enunciados, Guerrero e Iturbide crearon el Ejército Trigarante con el abrazo de Acatempan el 10 de enero de 1821.
Iturbide y Guerrero firmaron el 24 de febrero el Plan de Iguala o de las tres garantías (independencia, libertad y religión), que entre sus postulados estaban invitar a todos los habitantes de la Nueva España a olvidar sus divisiones y a unirse para alcanzar la independencia. México sería una nación independiente gobernada por el rey Fernando u otro príncipe conservador europeo; criollos y peninsulares tendrían los mismos derechos y privilegios; y la iglesia católica continuaría teniendo sus privilegios y el monopolio religioso en México. Creado el ejército de las Tres Garantías, fue puesto bajo el comando de Iturbide para consolidar el Plan de Iguala. El plan satisfizo a liberales y conservadores: la meta de la independencia y la protección de la iglesia católica hicieron posible que todos se unieran al movimiento independentista.
En agosto, el virrey Apodaca fue removido y en su lugar llegó Juan O’Donojú, último virrey, quien firmó los Tratados de Córdoba, con los que se reconocía la independencia de México, y el Ejército Trigarante entró a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821.
En noviembre de 1810 Morelos hizo conocer a sus tropas la intención de erigir una provincia en el sur del país, llamada Nuestra Señora de Guadalupe de Tecpan con territorios de las intendencias de Puebla, México y Valladolid, pero con el declive de la campaña de Morelos, el proyecto quedó en el olvido. Fue hasta 1823, en el Segundo Congreso Constituyente que Nicolás Bravo y Vicente Guerrero recuperaron la idea de Morelos; la creación del Estado del Sur, que tendría el mismo territorio de la Capitanía General del Sur, pero el Congreso rechazó la propuesta, estableciéndose la Comandancia Militar del Sur, con centro de operaciones en Chilpancingo.
Al morir fusilado Vicente Guerrero en Cuilapan, Oaxaca, el 14 de febrero de 1831, varios diputados (entre ellos el futuro presidente Benito Juárez) solicitaron en 1833 la creación del estado de Guerrero, y el cambio de nombre de Cuilapan por Guerrerotitlán, con el apoyo del cacique Juan Álvarez y de Nicolás Bravo; pero la propuesta no fue aprobada. Menos mal, no me imagino viviendo en “Guerrerotitlán”.
El 15 de mayo de 1849 el presidente José Joaquín de Herrera envió al Congreso la iniciativa para crear el estado de Guerrero, con territorio de los Estados de Michoacán, Puebla y México. La iniciativa fue aprobada por la Cámara de Diputados el 20 de octubre y por el Senado el 26 de octubre.
El día 27 de octubre de 1849 en sesión solemne del Congreso de la Unión, fue declarado constituido legalmente el Estado Libre y Soberano de Guerrero, y se nombró al general Juan Álvarez como comandante general interino. Desde entonces el estado de guerrero tiene este nombre.
Guerrero fue conformado con territorio de Michoacán, Puebla, Oaxaca y estado de México. Lo diré sin ambajes, el resultado fue un patchwork.
El “patchwork” consiste en unir pequeñas piezas de distintas telas para crear colchas, cojines, tapices y otros objetos. El resultado no necesariamente es estético ni funcional, Guerrero está atravesado por las dos cordilleras, Sierra Madre Occidental, Sierra Madre Oriental, que conforman lo que hoy se le llama la sierra y la montaña. La orografía hace inviable la comunicación apropiada en el estado, desde sus inicios, los gobernadores dejaban a su familia en Iguala, o en la capital de la república, el viaje entre Iguala y Chilpancingo, de 110 kilómetros de recorrido, requería dos días de viaje a caballo. La familia de Manuel Guillem, gobernador porfirista, nunca lo acompañó a Chilpancingo.
El resultado fue un mosaico, un conglomerado de regiones que no tenían entre sí identidad cultural, cuyo agreste territorio, condenó a sus habitantes al atraso socioeconómico. Aunque es políticamente incorrecto decirlo, el estado fue formado por un capricho de Juan Álvarez y los resultados no fueron alentadores. Los indicadores macroeconómicos nacionales, dejan claro el lugar que ocupamos en el concierto nacional.
Acapulco, por ejemplo, podría ser en estos momentos parte del estado de México, uno de los más boyantes en términos económicos y tal vez no hubiéramos sufrido los gobernantes rapaces que quisieron cobrar tajada en el establecimiento de la Volkswagen y de la Nissan. Tal vez integrados a sus regiones originales, los habitantes que hoy conformamos Guerrero, podríamos estar en mejores condiciones. Esto pasa cuando la toma de decisiones es política o por capricho.
El hecho es que Guerrero ya está conformado, cumplimos ya 172 años y tenemos que trabajar unidos para poder remontar el atraso ancestral en el que nos encontramos, ¿es posible? ¡Claro que sí! Para ello requerimos el trabajo coordinado de todas y todos los Guerrerenses. Ser subsidiarios con la población marginada y vulnerable, al tiempo que invertimos preferentemente en los proyectos que pueden generar riqueza, fuentes de trabajo y mejores condiciones de vida para todos nosotros.
Así que la respuesta está ahí, clara. Trabajar todos. Solamente Juntos Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.