Hoja verde
Climas de pobreza
El nexo entre el cambio climático y su efecto en el bienestar humano es cada vez más visible ya que empujará a más de 130 millones de personas a la pobreza en los próximos 10 años, a nivel mundial, y obligará a 200 millones de personas a migrar dentro de sus propios países para 2050. Durante la semana recién concluida, las miradas estuvieron puestas en la Conferencia sobre el Cambio Climático (la COP26), que se llevó a cabo en Glasgow. Es mucho lo que está en juego, ya que ningún país es inmune a los impactos del cambio climático.
La crisis climática es profundamente injusta: las personas más pobres del mundo son las que menos contribuyen al cambio climático. De hecho, 74 de los países más pobres del mundo —los que reciben asistencia de la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el fondo multimillonario del Banco Mundial para los países más pobres— representan menos de una décima parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. También son los más afectados por sus impactos.
Ya se están produciendo algunos impactos climáticos, que afectan a países y comunidades de todo el mundo. Según los informes publicados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), “un aumento de 2 °C tendría un gran impacto en la seguridad, los alimentos y la salud humana”. Sin embargo, esta es una situación que ya estamos viviendo y que está empujando a muchas personas a experimentar pobreza ambiental, un concepto clave para entender las consecuencias del cambio climático.
Históricamente, la medición de la pobreza ha tenido un enfoque principalmente monetario. Se ha calculado mediante los ingresos medios necesarios por habitante para cubrir las necesidades básicas.
La pobreza no se explica sencillamente por la responsabilidad del individuo, sino por el contexto que rodea a esa persona. Numerosos estudios muestran que el calentamiento global ha aumentado la desigualdad económica. Ha favorecido a los países más fríos como Noruega y Suecia y arrastrado el crecimiento económico en países cálidos como India y Nigeria.
En este caso entra México y la Región Pacífico Sur. La historia muestra que México no se caracteriza por tener al medio ambiente entre sus prioridades nacionales. En los últimos años, ese desdén se ha reflejado en el presupuesto para el sector ambiental. Si en 2016 se destinaron poco más de 55 000 millones de pesos (2744 millones de dólares), en 2020 la cifra fue solo de 29 000 millones (1447 millones de dólares). En 2021 se registró un ligero aumento: 31 348 millones de pesos (1564 millones de dólares) pero el monto continua siendo inferior al presupuesto de hace cinco años y, aún con ese incremento, la Comisión Nacional de Áreas Naturales (Conanp) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) disponen con menos recursos.
Desde hace algunos años, los ecosistemas de Chiapas, han sido particularmente deteriorados. Ha perdido el 55 por ciento de sus bosques nativos, que fueron deforestados fundamentalmente para la producción de café, maíz y la ganadería, que ocupa un tercio de la superficie terrestre del Estado. Estas cifras asombrosas exacerban otros problemas climáticos que enfrenta la entidad: la degradación de los suelos, las sequías, los incendios forestales y la pérdida de la biodiversidad nativa, lo cual afecta a los principales lugares turísticos. Sumado a la baja productividad agrícola y ganadera, la perspectiva social de Chiapas es aún más drástica: el 78 por ciento de la población vive en la pobreza extrema y los niveles de inmigración continúan aumentando cada año.
Michoacán es el tercer estado del país que más daños ha sufrido y el pronóstico para los próximos años no es alentador.
Según el Diagnóstico Sobre la Vulnerabilidad de Michoacán ante el Cambio Climático de la Semaccdet y Conacyt, el estado ha pasado de ser caliente a más seco, sobre todo las zonas boscosas de la entidad que sufren constantes problemas por la deforestación.
El aumento de temperatura se ha visto afectado por la liberación de Gases Efecto Invernadero (GEI) con un 47 por ciento de las emisiones, lo cual impacta gravemente porque sumado a la alta tasa de deforestación de los bosques templados, el estado ve mermada su capacidad absorber los GEI y sólo se generan pluviales irregulares que afectan al sector agrícola, con pérdida en su capacidad productora.
Con esos datos, 82 de los 113 municipios tienen un alta o muy alta susceptibilidad ser afectadas por inundaciones y deslizamientos ocasionados por cambios de temperatura, uso de suelo y deforestación.
El sexto informe sobre la crisis climática del Comité Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés) indica que en Acapulco el nivel del mar aumentaría 0.44 metros para 2050, 1.16 metros para 2100 y 1.93 metros para 2150.
Pero además, Guerrero es uno de los ocho estados del país que están en mayor riesgo por los efectos del cambio climático. Destacan los procesos de deforestación e incendios forestales, como los dos aspectos de mayor contribución al fenómeno, desafortunadamente este tema no ha sido asumido cabalmente, desde hace algunos años.
Oaxaca ocupa en primer lugar nacional en vulnerabilidad al cambio climático debido a asumir ubicación geográfica y grado de marginación a nivel nacional. Entre los fenómenos que le afectan se encuentran sequías heladas ciclones precipitaciones pluviales intensas y/o temperaturas extremas de cuya recurrencia se ha incrementado en los últimos encuentran los últimos cincuenta años provocando grandes pérdidas en los sectores económicos productivos y sociales.
Ninguna tormenta es igual en calle que en cobijo, diría la abuela.
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Fuentes
Acuerdo de la COP 26.
Informes sobre el cambio climático. Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC)
Diagnóstico del cambio climático Conacyt.