Teléfono rojo
Acapulco-México. Una revisión histórica. Sexta parte
Viajar te deja sin palabras y después te convierte en un narrador de historias.
Ibn Battuta. Explorador marroquí de la época de la dinastía Meriní. (1304-1377).
Los gobiernos revolucionarios del PRI, se dieron a la tarea de mejorar la carretera de Acapulco, de igual lo dotaron de varios servicios públicos indispensables, tales como abastecimiento de agua potable, drenaje y luz eléctrica. Lo que permitió al puerto despegar como destino turístico. Después, favoreció al turismo, la inauguración del aeropuerto, que se dio en 1928.
Nos da una buena idea el incremento que iba cobrando la actividad turística en Acapulco, la edificación de hoteles. Los datos son impresionantes. En 1927 se contaba con ocho hoteles, a finales de la década de 1940 eran 64, dos hoteles por año fueron construidos.
Durante 1933 se comenzó la construcción del hotel “La Marina”, en la Plaza “Alvarez”, “El Mirador”, en la Quebrada, por parte de Carlos Barnard.
El Gral. Juan Andrew Almazán inició también la construcción del hotel Papagayo siguiendo después el “América”, el “Villa del Mar”, el “Flamingos”, el “Del Monte”, el “Jardín” y otros más sucesivamente.
Otros hechos significativos que coadyuvaron al despegue de Acapulco fueron los siguientes: Estados Unidos lo vio un espacio propicio para la recuperación de sus excombatientes de la Segunda Guerra Mundial y también la llegada al poder de Fidel Castro en Cuba; lo que obligó a los americanos a buscar otros lugares de esparcimiento.
Así pues, con la apertura vial se sentaron las bases para el cambio económico y social de Acapulco, aquella fama la transformó en algo fantástico para los deleites del mundo moderno, atrayendo a los grandes artistas del celuloide y a celebridades de prestigio mundial, estadistas, príncipes y Jefes de Estado.
De igual manera, se debe subrayar que otra carretera que también influyó en el despegue de la actividad turística de Acapulco fue la Panamericana debido a que conectó a la frontera norte del país con la capital. Con la puesta en marcha de dicha infraestructura los estadounidenses decidieron visitar algunos lugares atractivos de México, y Acapulco fue uno de ellos, hasta el grado que había camiones de la línea “Estrella Blanca” que cubrían la ruta Laredo-México-Acapulco.
Se debe recordar que, para esos años, el sistema vial fue el que impulsó el gobierno federal y era el principal medio que utilizaban la mayoría de los turistas. La situación se va a revertir a mediados del siglo XX, con los avances y mejoras del transporte aéreo.
Para el año 1952 se empezó a construir la primera autopista del país y se trató de la que iba de México a Cuernavaca. Ésta contaba con cuatro carriles, un camellón central, acceso controlado además no interfería con la carretera vieja. Para su construcción y mantenimiento se cobró peaje a los usuarios. El gobierno federal que dio las facilidades para su edificación fue el de Miguel Alemán. Un aspecto negativo de esta edificación es que no contempló su paso por Taxco y éste perdió dinamismo económico.
No cabe duda que un personaje clave en la historia reciente de Acapulco es Miguel Alemán (1946-1952), quien como presidente de México favoreció la construcción de varias obras en el lugar, a través de la Junta Federal de Mejoras Materiales, tales como “el pavimento del centro de la ciudad, la alineación de las calles, la construcción de la Calzada Costera, la Gran Vía Tropical, el Aeropuerto de Píe de la Cuesta, la Carretera Escénica, la de la Garita a la Fuente de Diana y el nuevo Palacio Federal, el embellecimiento de las Playas de Caleta y Caletilla, la Planta Termoeléctrica de Vista Alegre y el Aeropuerto Internacional”, entre otras.
Asimismo, después de su periodo gubernamental continuó con su labor de promocionar y fomentar la actividad turística del puerto guerrerense, ya sea como empresario o como funcionario público. Aunque, sus acciones siempre fueron encaminadas a favorecer a unos cuantos, pues puso a la venta tierras ejidales a funcionarios públicos o familiares directos de ellos. La administración “alemanista” se caracterizó por “la entrada masiva de capital estadounidense, el fortalecimiento de la burguesía gobernante, la corrupción administrativa y la realización creciente de negocios particulares subsidiados por el Estado”.
Durante la administración de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) continuó la edificación de más hoteles, por citar algunos: Pierre Marqués, Las Brisas-Hilton, Presidente, Boca-Chica, y se amplió el hotel Caleta (Oteiza, 1973: 392). En la década de 1960 ya estaban operando en Acapulco el “Hyatt International, Princess Hotel International, Western International Hotels, Sheratton, HolidayInn, Marriott, Meliá; varias de ellas asociadas con líneas aéreas con Transworld Airlines, Braniff International, CanadianPacific, American Airlines.
Con la llegada de estas cadenas hoteleras instaladas en la zona Dorada de Acapulco se aprecia la atracción de “turistas de elite, actores, músicos, magnates nacionales y extranjeros llegó a convertirse en un sitio ideal para la filmación de películas de Hollywood o nacionales, mostrándolo como un lugar de glamour, a la vanguardia, lujoso y selectivo”.
Así pues, Acapulco se convirtió en la joya del turismo nacional y de América Latina, ello se puede ilustrar con las siguientes cifras. En 1954 Acapulco recibió 92.694 turistas y en 1960 se registraron 540.100. Acapulco se convertía en el ícono del turismo internacional y nacional y empezó a vivir su época dorada. Fue una época fabulosa. Hay que retomarla ¿cómo? Poniendo todos de nuestra parte, recuerden que Juntos Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG