Abatir la impunidad, la madre de todas las batallas
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Los cuervos del poder están de duelo.
Quieren quedar bien con su jefe de jefes, pero no han tenido condiciones para hacer méritos en campaña rumbo a la candidatura oficial del 2024.
Hasta pensaron llamar a Martí Batres para endurecer el ala dura de los senadores gubernamentales, pero él no es líder en la bancada.
Batres sueña con la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en dos años, aunque por ahora no sea el más aventajado.
Antes están otros perfilados.
En primer lugar Omar García Harfuch, cuya labor en la SSC capitalina llena de orgullo a Palacio Nacional y al Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
O bien Rosa Icela Rodríguez, familiarizada con los problemas de la capital y también ligada a la seguridad pública, uno de los grandes saldos de todos los gobiernos.
Como predilecta, Claudia Sheinbaum tendría la posibilidad de sugerir a su compañer@ de fórmula para recuperar el Valle de México y dar base a su propia cosecha electoral.
EN APOYO DE CUITLÁHUAC
Total, Martí Batres no va a pelear el control político del Senado.
Fracasó en 2019, cuando dejó la presidencia prestada por el liderazgo de Ricardo Monreal y, marginado, se le mandó a recuperar votos en la ciudad.
También fracasaron otros.
De menor peso, los senadores César Cravioto y José Narro Céspedes carecen de base para aglutinar a sus compañeros.
Más hábil, Héctor Vascocelos abandonó la causa cuando se le creía parte del movimiento para desplazar al político zacatecano.
Ni Gabriel García Hernández, quien dejó medio billón de pesos de operación electoral con disfraz social, pudo socavar el poder de Monreal y ahora ve temas de agua en La Laguna.
En adición, la ex secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero se ha conducido con neutralidad y no ha sido problema para la coordinación.
Otra circunstancia: todos los senadores morenistas firmaron ante notario, en agosto de 2021, su respaldo de tres años a quien ha convocado para la plenaria el 29 y 30 de enero.
Ah, pero podría haber ecos:
Será la oportunidad para expresarse contra la comisión investigadora a Cuitláhuac García, a quien cubre el manto de la impunidad de Palacio.
EL ESTORBO NO ES QUIRINO
No, el óbice no es Quirino Ordaz.
Cierto, se revisan cualidades y rémoras.
Lo sufrió en 1987 Porfirio Muñoz Ledo cuando Francia no otorgó el plácet y, hábil, quien dejó con escándalo el Consejo de Seguridad de la ONU creó la Corriente Democrática priísta.
Hoy el tema con España es otro y así lo puntualizamos el 16 de diciembre –España no perdona a México y no avala embajador. No son ni el hombre ni el nombre…– cuando destapamos el tema.
La relación con Madrid va bien, dijo ayer el presidente, y se espera la autorización porque esos asuntos necesitan tiempos y la relación es buena.
Tan buena como en 1992, cuando Agustín Gutiérrez Canet ingresó al Ministerio de Relaciones Exteriores español con la propuesta de Jesús Silva Herzog y salió con el beneplácito.
Ahora el tema entra a otra revisión porque ayer en Palacio Nacional se recordó la exigencia de pedir perdón a España por hechos de hace medio milenio.
Regresamos al génesis del problema.