Sin mucho ruido
Presidenciables. Primera parte
A partir de hoy, intercalaré las citas de autores, con recomendaciones de lectura (artículos y libros). Espero la iniciativa sea de su agrado.
Entre la continuidad y el cambio: el ritual de la sucesión presidencial
Larissa Adler Lomnitz and Frida Gorbach. Revista Mexicana de Sociología. Vol. 60, No. 3 (Jul. – Sep., 1998), pp. 61-83 (23 pages). Publicado por: Universidad Nacional Autónoma de México
Tal y como lo comenta el artículo de Lomnitz & Gorbach, en México hasta el año de 1994, hubo una gran estabilidad política, gracias a un sistema de partido casi único, donde uno de los poderes más importantes del presidente, era el poder metaconstitucional de ejercer la fuerza del Estado para designar e imponer a su sucesor.
Para ello se requería una serie de mecanismos que fueron sui generis en México, como “El tapadismo” y “El dedazo” y “La cargada”. Se podrá escuchar coloquial, pero de hecho era una manera en que funcionaban las reglas no escritas. El presidente en funciones, valoraba ante todo la lealtad y la continuidad de su legado, su absoluta seguridad (impunidad), y poder ser bien aceptado en la historia, ante los ciudadanos. Mantenía una comunicación sumamente discreta y jugaba con varias cartas de manera simultánea, en estricta secrecía, para terminar, decidiendo finalmente por alguno de sus delfines, (el tapado), quien era designado por el presidente (el dedazo) y de inmediato formalmente respaldado por los tres sectores del partido oficial y gobernante en esas décadas (PRI) y todas las fuerzas vivas y organizaciones intermedias que quisieran estar con el poder (la cargada).
El sistema puede sonar chusco e improcedente, pero el hecho es que la disciplina partidista del PRI, lo hacía funcionar.
En el año 2000, Ernesto Zedillo da la sorpresa y tiene un distanciamiento del PRI, para muchos, es recordado como el primer presidente no priísta y quien finalmente sentó las bases de una si no transición, al menos alternancia democrática. No podemos hablar realmente de transición, porque como lo señala Cesar Cansino en “El evangelio de la transición” no hubo una verdadera ruptura con el régimen anterior. Eso y otra estrategia llevada a cabo magistralmente por Ernesto Zedillo, le permitió al PRI retomar el poder en el año 2012.
Ernesto Zedillo Ponce de León será recordado por ser el candidato presidencial exprés del PRI, electo por descarte, después del asesinato de Luis Donaldo Colosio. Su sexenio, el último del PRI en el siglo XX, quedó marcado por el Error de diciembre, del año de 1994.
Zedillo expresó todavía en campaña, el 30 de mayo de 1994, su deseo de “mantener diáfana la distancia que debe separar al PRI y al gobierno”, porque “los priístas, no queremos un Estado que se apropie del partido, ni un partido que se apropie del Estado”.
Siendo presidente, tomando protesta, reafirmó: “Repito enfáticamente que, como presidente de la república, no intervendré, bajo ninguna forma, en los procesos ni en las decisiones que corresponden al partido al que pertenezco”.
Ernesto Zedillo en el primer trimestre, empezó una de las luchas más cruentas entre un presidente en turno y su antecesor. Comparable con la animadversión entre Calles y Cárdenas. Cárdenas llegó al extremo de prohibir el juego en México, para incomodar a Don Plutarco que era un gran jugador de póker, a quien le gustaba jugar sobre todo en estilo “high-stakes” (teniendo muchas fichas) para poder “restar” (quitarle todo su dinero a sus adversarios).
El mediodía del 1 de marzo de 1995, Raúl Salinas De Gortari, fue detenido por elementos de la Procuraduría, acusado de ser “autor intelectual” del asesinato del secretario general del PRI, José Francisco Ruiz Massieu, ocurrido el 28 de septiembre de 1994.
Indignado por lo que veía como una persecución, el ex mandatario inició, “por honor”, una huelga de hambre en una sencilla habitación de una casa en la colonia San Bernabé, en Monterrey, Nuevo León. “Pido respeto a este ayuno y que se diga la verdad”, sostuvo.
Salinas de Gortari, llegó a un acuerdo con representantes del presidente Zedillo. Hubo versiones de que la petición fue la de un largo exilio y como gesto gubernamental se deslindaría a éste, de cualquier acusación del Caso Colosio y de responsabilidad en la crisis financiera desatada por ‘el error de diciembre’.
Durante la XVII Asamblea Nacional, celebrada en septiembre de 1996, se aprobó poner ‘candados’ a la nominación de los candidatos del partido a la presidencia de la República y las gubernaturas estatales. Estos ‘candados’ -que terminaron con las aspiraciones presidenciales de José Ángel Gurría y Guillermo Ortiz, dos favoritos del presidente-, determinaron que quienes aspiraran a dichas candidaturas cumplieran las siguientes condiciones: acreditar la calidad de cuadro dentro del tricolor, haber ocupado un puesto de elección a través del partido y contar con una militancia de diez años.
A lo largo de todo el sexenio, Zedillo designó a seis presidentes del CEN del PRI (Santiago Oñate, Mariano Palacios Alcocer y Dulce Marí Sauri, entre ellos), con la delicada encomienda de revertir las disposiciones adoptadas en la XVII asamblea, es decir quitar los candados. Nadie pudo.
Y, entonces, se dice, el presidente perdió interés en la elección del sucesor. De ahí el inicio de la debacle. El presidente permitió el avance opositor, y si intervino, lo hizo en su momento en una estrategia muy fina. Jalisco era del PAN desde 1995, en Nuevo León, Canales Clariond era imparable, la ola azul se acrecentaba, más en la ciudad de México el dique lo puso él mismo, en la figura de Cuauhtémoc Cárdenas, con dos ideas, tener una opción viable personal de un candidato presidencial alternativo, dentro de la oposición y al tiempo, dividir el pastel en tercios, de tal manera que le permitiera al PRI, poder recuperarse a la brevedad posible y recuperar el poder. Si el PAN hubiera ganado en 1997 la Ciudad de México, es probable que la alternancia con el PAN se pudiera haber prolongado, por obvias razones de poder político. No fue así. Para la próxima columna, continuaremos con este interesante análisis. Mientras tanto, recordemos que solamente Juntos, Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG.