Llegan unos 300 migrantes de Centro y Sudamérica a Acapulco
ACAPULCO, Gro., 7 de septiembre de 2022.- A un año del terremoto de magnitud 7.1 que sacudió al puerto, la desesperanza por la falta de ayuda de las autoridades se mantiene entre los habitantes del poblado Xaltianguis, quienes continúan viviendo en sus casas dañadas por el sismo.
Xaltianguis, una de las comunidades con mayor número poblacional de Acapulco, se encuentra a más de 50 kilómetros de la ciudad y fue una de las más afectadas por el movimiento telúrico que cimbró a Acapulco el 7 de septiembre de 2021. Más de 500 casas resultaron con daños.
A 365 días de este hecho que quedó plasmado en la memoria de los acapulqueños, varias personas siguen sin habitar sus hogares en esa zona rural, como es el caso de la señora Paula Guerrero Castillo, quien relató que a un año de la tragedia no pueden reconstruir sus casas, porque las autoridades les dijeron que así las dejaran para atenderlos.
Sin embargo, debido a esta indicación de las autoridades, muchas familias siguen en espera de la reconstrucción de sus viviendas.
“No puedo habitar en mi casa, me prestaron un cuartito para vivir, pero no veo respuesta. Están construyendo unas, pero estamos en espera y no sé qué hacer”, lamentó Paula Guerrero.
Hay quienes no tienen de otra y siguen habitando sus casas afectadas, viviendo con el miedo latente de que se registre otro sismo de gran magnitud que termine de derrumbar sus viviendas y les caigan encima.
Es el caso de Teresa Morales Martínez, vecina de la colonia Lagunilla, en los límites de Xaltianguis, quien reprochó que hasta la fecha no se ve ningún tipo de ayuda de vivienda para los afectados y además tienen que sufrir las bajas ventas de sus negocios.
“No da (las ganancias económicas) para hacer una casa. Y nosotros así estamos, mi casa está cuarteada por las cuatro esquinas”, señaló la mujer.
En recorridos en el poblado, se documentó que hay casas que quedaron a la mitad de su reconstrucción por el gobierno y otros más ante la falta de ayuda comenzaron a edificar por cuenta propia.
Se observó entre las paredes y pisos esas heridas reflejadas en la tristeza de sus habitantes que sólo las señalan para indicar el daño que han sufrido sus patrimonios.
La iglesia de Xaltianguis, ubicada en el corazón de la comunidad, se encuentra con la fachada destruida, vacía e inhabilitada para oficiar misas, ya que también está en proceso de resanar la estructura afectada.
Desde hace un año los feligreses tienen que acudir a los llamados a misa afuera de la iglesia, a la intemperie, tapados por un solo techado.
Nancy Chavelas Arredondo recordó el pánico y la incertidumbre de los habitantes, horas después del sismo. Reclamó que los servidores de la nación no han aparecido luego de un primer censo que hicieron días después del temblor y la entrega de una módica cantidad monetaria que no les sirvió para reconstruir sus hogares.
Informó que 16 de las 20 colonias con las que cuenta Xaltianguis han sufrido daños estructurales en sus viviendas. “Solamente han salido unas 100 o 200 viviendas en lista (beneficiadas), pero no se les ha visto que sea progresivo (la reconstrucción de las casas). Ha sido hermético, en el completo olvido”, expresó la mujer quien reprochó la falta de información oficial de apoyo a la ciudadanía.
A un año de ese sismo que quedó en el imaginario colectivo de Acapulco, los afectados claman porque se agilice la ayuda para las viviendas afectadas, a fin de aliviar un poco la zozobra que viven.