Corrupción neoliberal
Raúl Suárez Martínez*
Los amanuenses del arcaico poder de la derecha nunca van a reconocer que Andrés Manuel López Obrador, el presidente de la República mexicana por si se les olvida, tenía razón en el año 2019 y la tiene ahora en 2023. Hace tres años lo menos que decían es que le había temblado la mano al presidente y que tenía un pacto con el cartel de El Chapo, siendo esa una de las razones por las cuales López Obrador, el presidente, había soltado a Ovidio Guzmán.
Los conservadores casi casi escribían corridos pesados poniendo al hijo de El Chapo como héroe nacional, al doblar al Estado mexicano. Llegaban a insinuar, cuando menos, que no hubiera importado el riesgo a la sociedad civil, que lo importante era demostrar que el Estado aplicaba la ley y la fuerza, en cualquier orden. Dementes críticos de López Obrador, su presidente también, no le perdonaban que privilegiara la detención del rey del fentanilo, a la seguridad de la sociedad.
Hoy, aunque medios importantes de comunicación ponen en 8 columnas la noticia, sobredimensionan en sus notas “el caos”, “la violencia”, “la incertidumbre”, “los militares muertos”, hasta “los miembros del cartel abatidos”. No anteponen el dato de que nadie de los integrantes de la sociedad civil resultó herido. Sus intereses políticos y económicos son mas importantes que la verdad. Quienes pagan sus plumas son mas fuertes que el hecho de reconocer que alguien, en este caso el presidente de la república, actuó correctamente en 2019 y más ahora que tenía todo el control en enero de 2023.
Que hay daños colaterales, claro que sí. No están enfrentando a unos borrachos de cantina. El Estado mexicano enfrenta a un poder que se dejó crecer, se ayudó a crecer, se fortaleció y tuvo, tal vez tiene, personajes del más alto nivel de la política mexicana en el poder público. Que fue gracias a sus compromisos con panistas y priístas que logró un grado de impunidad y poder nunca visto, cuando menos en México. Las plumas vendidas, bien pagadas por cierto, responden a ese interés político de antaño. Por eso no son capaces de reconocer o de poner por delante lo positivo de la actuación del actual gobierno.
Lo importante es que sus propias contradicciones los condenan. Quienes pedían “mano dura” o aplicación de la ley en 2019 a costa de lo que fuera, hoy se desgarran las vestiduras con argumentos hasta falsos del riesgo incalculable que vivió la sociedad en Sinaloa. Lo interesante es que, cuando menos con las personas que hemos interactuado, los de a pie, los de territorio, entienden el control que tuvo el Estado en esta operación. Saben que no le robaron dulces a un niño y que ese poder fáctico creado al amparo de los priístas y panistas iba a responder de una u otra manera, pero que el Estado estuvo a la altura de las circunstancias.
López Obrador sigue dando resultados como presidente de la república. ¿Y la derecha conservadora qué ofrece a la sociedad? Nada, simplemente nada. Aunque le sea imposible reconocer: el presidente tenía y tiene razón.
*El autor es delegado del gobierno Guerrero en la región Centro del estado.