Corrupción neoliberal
En su multitudinario mitin del sábado 18 de marzo, para conmemorar el 85 aniversario de la expropiación petrolera, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó entrever que ya tomó una decisión sobre quién lo debe suceder en 2024.
En su discurso, López Obrador dio a entender que no cometerá el error del general Lázaro Cárdenas, que después de la embestida de la derecha por nacionalizar el petróleo en 1938, en la elección presidencial de 1940 “tuvo que actuar con cautela y posiblemente eso influyó para que apoyara la candidatura de Manuel Ávila Camacho, y no la del general Francisco J. Múgica, con quien tenía más afinidad ideológica y el cual representaba una mayor certeza de continuidad y profundizar la política social y nacionalista”.
López Obrador dijo que “siempre se ha hablado de que el general no optó por Múgica, ante el riesgo de una intervención extranjera; sin embargo, como hemos visto, en ese entonces gobernaba Roosevelt, que había demostrado su respeto a la soberanía nacional y que estaba por estallar la Segunda Guerra Mundial, situación que contribuía a disipar la amenaza de una intervención estadounidense”.
El presidente consideró: “Desde mi punto de vista, lo que más influyó a la hora de la decisión fue la circunstancia política interna, es decir, la beligerancia de los grupos de derecha. Recuérdese que aun optando por la candidatura de Manuel Ávila Camacho, que sostenía posturas moderadas, de todas maneras la elección presidencial fue complicada y violenta”.
Agregó que “el candidato opositor, Juan Andrew Almazán contaba con el apoyo de importantes grupos de derecha y de un sector del Ejército. Incluso el PAN, que no presentó candidato a la Presidencia, lo apoyó abiertamente. Al final de la jornada se reportaron 30 muertos y 127 heridos. Sin embargo, poco después Almazán claudicó y sus partidarios, empresarios y políticos de derecha, se entendieron y pactaron por concesiones y prebendas con el nuevo gobierno de Ávila Camacho”.
“A partir de entonces empezó a abandonarse el auténtico ideal revolucionario y las acciones en beneficio del pueblo. Aunque debe admitirse que esa alianza entre el poder político y el poder económico tal vez evitó la guerra civil y mantuvo la paz social. Si con Porfirio Díaz imperaba la paz de los sepulcros, luego del gobierno del presidente Cárdenas se instauró la paz de las componendas y de la corrupción”, advirtió.
En la parte más reveladora de su discurso, López Obrador explicó que “en esta breve historia hay enseñanzas mayores: la principal, es que sólo con el pueblo, sólo con el apoyo de las mayorías se puede llevar a cabo una transformación popular para hacer valer la justicia y enfrentar a los reaccionarios que se oponen a perder privilegios”.
“Por eso, hoy de nuevo, manifestamos, exclamamos a los cuatro vientos: ¡nada de zigzaguear! ¡Sigamos anclados en nuestros principios! Reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado, desde que inició el gobierno. ¡No a las medias tintas!”, sentenció.
Así, el Presidente anticipó que él, en 2024 no seguirá la lógica de Cárdenas y optará por un Múgica con quien tenga más afinidad ideológica, que represente una mayor certeza de continuidad, que no vaya a zigzaguear, ni se ande con medias tintas, pero sobre todo que no vaya a hacer concesiones y menos tomar distancia, como Ávila Camacho.
En ese sentido, ¿quién de las llamadas corcholatas se parece más al Ávila Camacho “que sostenía posturas moderadas”? ¿Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López o Marcelo Ebrard? O dicho de otra manera, ¿quién se acerca más al Múgica que fue gobernador de Tabasco y miembro del gabinete cardenista? López Obrador ya dio las claves sobre quién lo va a suceder en 2024.