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IGUALAPA, Gro., 16 de septiembre de 2023.- Lo que prometía ser una noche de celebración patriótica se convirtió en una escena de caos y desorden en la plaza cívica Indalecio Ramírez, donde el Ayuntamiento había planeado una serie de festejos para conmemorar los 213 años de Independencia de México.
Una batalla campal estalló entre jóvenes que representaban la Danza de los Apaches y otros asistentes, dejó a la policía preventiva y al propio presidente municipal Omar González Álvarez, que estaba en el lugar para la celebración, como meros espectadores ante el desenfreno que precedió al tradicional Grito de Independencia.
Todo estaba planeado para la celebración de la Independencia en Igualapa. Sin embargo, durante el programa cívico-cultural, mientras se representaba la Danza de los Apaches, un grupo de jóvenes se unió para emular a los gachupines, dando inicio a una versión caótica de la tradicional guerra entre los dos bandos.
Al principio, el alcalde observaba con una sonrisa complaciente desde el estrado, pero la euforia y el consumo de bebidas alcohólicas proporcionadas por el gobierno municipal cambiaron rápidamente la situación.
Los bailarines pasaron de la diversión a la confrontación física, desencadenando insultos y golpes, mientras los desesperados espectadores pedían ayuda a una impotente policía y al alcalde, que a gritos intentaban dar órdenes para detener la trifulca.
En medio del tumulto, González Álvarez se apresuró a proteger a la joven que representaba al personaje de la india, mientras el director de obras públicas, Azael Chávez, hacía lo propio para evitar que el alcalde fuera arrojado al centro de la pelea.
La falta de organización y planificación en los festejos patrios dejó en evidencia la incapacidad del Cabildo de Igualapa para establecer una estrategia efectiva de seguridad pública. Los policías preventivos, sin certificación adecuada, demostraron ser ineficaces para controlar incluso una batalla campal, por lo que hubo varios heridos.
Más tarde, cuando la calma regresó, el presidente llevó a cabo el Grito de Independencia, pero una gran parte del público ya se había retirado debido a los disturbios que habían marcado la noche del 15 de septiembre.
Del mismo modo, el desfile de Igualapa resultó ser deslucido y con una asistencia mucho menor de la esperada. Esto se debió en gran medida a la falta de respuesta satisfactoria por parte del alcalde a las promesas incumplidas hechas a directores y maestros de las escuelas locales, como la escuela primaria Ignacio Zaragoza, cuyos maestros y padres de familia decidieron no participar debido al desinterés del alcalde por contribuir a la mejora de la infraestructura educativa en beneficio de la educación de la comunidad.