Deja un muerto enfrentamiento entre policías y armados en Acapulco
CHILPANCINGO, Gro., 19 de febrero de 2024.- El sacerdote y director del Centro de Derechos de Víctimas de Violencia Minerva Bello, José Filiberto Velázquez Florencio dijo que fue el mediador para lograr la tregua entre los grupos delictivos Los Tlacos y Los Ardillos, la cual permitió que la capital del estado regresara a la normalidad tras los ataques al transporte público que dejaron personas muertas en la región Centro y la suspensión del servicio.
En entrevista con medios de comunicación, el padre adelantó que con esta tregua se deja un precedente para que La Familia Michoacana y Los Tlacos, también puedan llegar a acuerdos.
Filiberto Velázquez reconoció la participación del obispo emérito de la diócesis Chilpancingo-Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, porque abiertamente hablaba de sus encuentros con diferentes grupos delictivos, sin embargo aclaró que la tregua fue iniciativa de los mismos criminales y sin presión de ninguna autoridad.
Añadió que la licencia de la fiscal general del estado Sandra Luz Valdovinos Salmerón y la salida del exsecretario de Seguridad Pública estatal Evelio Méndez Gómez, no tuvo nada que ver en dicho acuerdo.
El también activista detalló la forma en cómo logró la tregua, al recordar que él ya ha trabajado en municipios como Tixtla y Chilapa, municipios controlados por Los Ardillos, donde ese grupo se ha convertido en parte de la vida común de los pueblos.
Indicó también que por su trabajo en la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa pudo notar que ese grupo tiene injerencia en esa institución y por sus recorridos muchas veces se encontraba con dichos criminales.
Recordó que su primer acercamiento con el presunto líder de Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez, fue cuando intervino para la liberación de unos jóvenes y con el entonces obispo Salvador Rangel acordaron buscar a personas vivas y no restos humanos en fosas clandestinas.
Agregó que en agosto del año pasado conoció al presunto líder de Los Tlacos, Onésimo Marquina Chapa, El Necho, cuando la Iglesia apoyó a las familias desplazadas de El Caracol que llegaron a refugiarse a la cabecera municipal de Heliodoro Castillo.
“Yo me dije: ‘ya conoces a los dos que están en conflicto ¿por qué no los reconcilias?’ Y eso es lo que venía yo tratando de hacer con personas cercanas a Onésimo, preguntando si tenían interés de entablar un diálogo con don Celso; y apenas hace dos semanas mis mensajes tuvieron eco y los dos aceptaron. Esto fue previo a la crisis de los transportistas, ya había voluntad de las dos partes de resolver los problemas”, aseguró.
Afirmó que ambos líderes se hicieron los reclamos que requerían y al final acordaron no afectar sus intereses, como la distribución lícita de pollo, carne, cerveza, Coca Cola; y sus negocios ilícitos como la venta de droga, el manejo de clubes nocturnos, bares y el transporte.
“Yo considero más profunda la crisis, no creo que haya sido por las licencias, creo que son otros negocios que dejan más ganancias”, aseveró.
Respecto a la tregua de Los Tlacos con La Familia Michoacana, confió en que también puedan llegar a acuerdos, siempre y cuando haya voluntad y dejen de arreglar los asuntos con las armas.
De la participación de la Iglesia para el acuerdo entre ambos grupos, Filiberto Velázquez dijo que para los sacerdotes y el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, quedó claro que seguirán colaborando para la pacificación.
Aseguró que hasta el momento no hay acuerdos entre La Familia Michoacana y Los Tlacos, porque este último grupo pide el control del pueblo Las Tunas, municipio de San Miguel Totolapan.